Washington Won – Obama Failed

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En los últimos dos años el descontento contra Obama creció. El martes pasado votaron quienes nunca han querido al Presidente: La minoría blanca, mayores de cincuenta años y conservadores. No les gustó tener a un afroamericano como líder y desde 2008 mostraron su descontento. Ahora lo revirtieron.

La campaña de oposición y destrucción contra el Presidente funcionó. A pesar de los resultados económicos, mejores que en otras regiones del mundo, los americanos querían más. Con los logros en varios otros temas, los blancos nunca lo aceptaron. Los republicanos ganaron con creces al salir a votar. Ni los hispanos, ni los afroamericanos, ni los asiáticos los pudieron frenar. Faltaron los jóvenes que apoyaron a Obama. Quienes votaron lo hicieron por él como también las mujeres. Fueron insuficientes.

El sistema político en Estados Unidos mostró de nuevo sus inconsistencias. Desde sus inicios se diseñó con sus pesos y contrapesos. Se buscaba que los congresistas frenaran al Presidente y viceversa y que compitieran por los diferentes temas. Pensaban favorecer así, los intereses de los ciudadanos. Esto siempre fue ineficiente. Hoy mucho más. Desde 2012 Washington se inmovilizó. El Congreso vivió su gran incapacidad legislativa. Las ineficacias ocasionaron enorme desconfianza y descontento en la población. En las instituciones fue a la guerra de todos contra todos. Republicanos contra demócratas. Conservadores contra liberales. Nadie debía caminar. El objetivo: tirar al Presidente. El resultado: el mapa de Estados Unidos se pintó de rojo y en todos los niveles, representantes, senadores y gobernadores. Obama perdió.

No habían todavía publicado el resultado cuando los líderes de las mayorías, trabajaban su agenda. John Boehner con los representantes, y Mitch McConnell con los senadores, definían prioridades. Quieren mostrar que el gobierno funciona. Buscan el 2016. Presentan cambios a favor del gasoducto Keystone XL desde Alberta, Canadá hasta el Golfo de México. Quieren revertir la política de salud del Presidente. Coinciden en temas de comercio, en especial con Asia a favor del TPP y con Europa. Ahora sí es probable que logren acuerdos. Van por aprobar el presupuesto y cambiar la política fiscal. Migración no es su prioridad.

El juego empieza ahora. A Obama le queda hacer lo que no ha podido hasta ahora. Mostrar un liderazgo en favorecer la construcción de acuerdos y dejar con esto un legado que el martes perdió. Puede tomar decisiones ejecutivas o conciliar sus intereses con los propuestos. Ni EU y menos el mundo, ganan con la inmovilidad. Los demócratas por su parte, deben reconstruirse y retomar decisiones positivas si quieren mantenerse en la Presidencia. Sin duda las elecciones intermedias son muy distintas de las presidenciales y tiene dos años para replantear su estrategia. El descontento de la población debe ser satisfecho con resultados favorables en todos los temas, incluida en especial, la reforma migratoria. Los hispanos serán determinantes en la próxima elección pero no se les puede seguir prometiendo. Habrá que aprovechar las disputas entre los mismos republicanos. Los más conservadores y del famoso Partido del Té, no coinciden con los liberales. Entre ellos, la relación será difícil. Es aquí con quienes los demócratas pueden sumar. Es con ellos que Obama podría retomar su rumbo. La gran expectativa que levantó en 2008 podría no verse tan lastimada como en 2014. No debe desvanecerse sin más. La tiene difícil pero es momento de retomarse a pesar de la enorme adversidad.

Los acuerdos entre los estadounidenses son fundamentales para México. Nuestra economía y estabilidad dependen de sus mejoras. De ahí que debamos negociar con ambos: republicanos y demócratas. Nos afecta directamente su falta de resultados por inmovilidad. Necesitamos un EU fuerte independientemente de partidos y de las personas.

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