Los últimos acontecimientos en la ciudad de Nueva York, relacionados con la muerte del afroamericano Erick Garner a manos de un policía de dicha ciudad que lo asfixió, han venido a colmar la paciencia de los norteamericanos que exigen justicia, pidiendo además que estos hechos sean investigados verazmente mediante un mecanismo independiente.
A este caso le precede la muerte del joven Michael Brown en la comunidad de Ferguson, Missouri, también de la raza de color, que murió por siete disparos realizados por un “agente del orden” después de que Brown estaba rendido y desarmado, con las manos en alto. En ambos casos, los dos uniformados fueron exonerados por un gran jurado que determinó no presentar cargos y no llevarlos a juicio, provocando el malestar e indignación en todo el país, lo que ha movilizado a miles de personas a lo largo de la nación, pues jurídicamente estos casos y muchos otros sucedidos en iguales circunstancias pueden ser calificados como simples homicidios ejecutados con alevosía, premeditación y ventaja, pues no existió para su ejecución ningún motivo racional de defensa. En el caso de Garner éste estaba sometido con seis policías encima a quienes les expresó su imposibilidad para respirar; en el caso de Brown, el joven se encontraba con las manos en alto, sin que representara ningún peligro para nadie. La brutalidad de los cuerpos de policía de Estados Unidos está muy extendida, la cual incluye mala conducta policial, falsos arrestos, abuso en el uso de la fuerza excesiva o letal, represión y racismo, generalmente contra los afroamericanos y los hispanos, muchos de los cuales han perdido la vida en circunstancias similares. Numerosos observadores de los derechos humanos han expresado su preocupación por el aumento de la brutalidad policial, a tal grado que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha presentado un informe en el cual afirma que en Estados Unidos la guerra contra el terrorismo ha creado un clima generalizado de impunidad a favor de los agentes del orden público, que ha contribuido a la erosión de los mecanismos de control civil sobre las fuerzas del orden.
La brutalidad policial está generalmente asociada con la raza, solo en Nueva York desde el año 2000 a la fecha, han perdido la vida 180 personas a manos de la policía, de las cuales el 80% eran negros y latinos. Estos últimos hechos han motivado al presidente Obama a referirse a este tema, lamentando que los ciudadanos, especialmente de las minorías, hayan perdido su confianza en el sistema, cuando alguien –ha manifestado– “no es tratado con igualdad ante la ley”, refiriéndose por supuesto, a los policías exonerados… sin más
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