A Masterful Play of International Policy

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Hay un acontecimiento internacional reciente, que por hemisférico y que por ser de directa trascendencia para nosotros, especial mención y análisis merece: La declaratoria por parte de los EE.UU. y Cuba de restablecer las relaciones diplomáticas plenas (rotas desde inicios de los años sesentas), y el de acordar entablar pláticas al más alto nivel para abordar el tema del fin del embargo contra Cuba que, según muchos analistas y miembros del partido demócrata de los Estados Unidos, ha beneficiado más que perjudicado al régimen de los Castro, pues le ha dado la excusa perfecta al régimen para culpar de todos los desaciertos el llamado “imperio”.

Un acontecimiento de remarcable trascendencia histórica, pienso yo, pues sin ninguna duda Obama está pensando ya en sus últimos dos años de gobierno más cómo quiere pasar a la historia y ser recordado que en otra cosa. Sin dudas, hoy les está pasando la factura política a la derecha republicana que le han bloqueado virtualmente todas sus grandes iniciativas de reforma que fueron estandarte de sus promesas de campaña, desde el sistema de salud hasta la reforma inmigratoria. Hoy Obama “endereza” un entuerto de la política exterior estadounidense y establece el principio del fin de un embargo económico que, repito, ha beneficiado más que perjudicado a la dictadura de los Castro.

Obama juega hoy una pieza maestra del ajedrez internacional, quitándole el costo político de tener que asumir el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a la casi segura próxima presidenta de los E.E.UU. Hillary Rodham Clinton, y poder de esa manera evitarle un desgaste con los republicanos, para concentrarse en lo medular de las grandes reformas superestructurales que son su principal objetivo. Asimismo, hay un poderoso cálculo político de Obama, en el sentido que el escenario de un control total de la Cámara de Representantes y del Senado por parte de los Republicanos le otorga a Clinton el adversario ideal para poder ganar las elecciones, pues ella podrá derivar las responsabilidades de los desaciertos de la administración Obama más a la oposición “tozuda” de los republicanos que a las decisiones ejecutivas de Obama.

Asimismo, parece que la partida de política internacional se la está ganando Obama al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Primero, Obama a nivel federal, autorizó el aumento de las perforaciones y el “fracking” para obtener más petróleo de las rocas de Betún de asbesto, aumentando con ello el nivel de oferta en el mercado de petróleo y consecuentemente bajando los precios internacionales, al inundar EE.UU. y Canadá de este tipo de petróleo. Asimismo, disminuyó sensiblemente la dependencia de EE.UU. del petróleo venezolano y, por otro lado, hace un acercamiento político ni más ni menos que con el principal aliado de Venezuela en el continente: Cuba, con todo el simbolismo que ello acarrea.

Los Castro, sabiendo que en los tiempos por venir, Venezuela ya no podrá suplirle de petróleo en la forma en que lo ha venido haciendo debido a los precios del crudo, acepta el acercamiento de Obama (con una dosis de “hiper pragmatismo”), sabiendo que con ello abre un nuevo puente de entrada de divisas a la isla: las remesas familiares, las cuales saben los Castro, podrán compensar en buena medida la disminución de la ayuda venezolana, y a la vez le abre la posibilidad de acceder a un mercado de capitales que hoy por hoy le está vetado, entre otras cosas, por la extensión del bloqueo a las compañías extranjeras que comercialicen con Cuba y los EE.UU. a la vez. Sin dudas, una jugada “maestra” de Obama, y una jugada “inteligente” de los Castro (por puro interés nacional).

El gran perdedor de todo esto: Nicolás Maduro, a quien parece que los Castro ni le consultaron la decisión. Por ello, la cabeza política de Obama merece mis respetos, pues esto es alta política internacional.

Finalmente he de decir que Obama entendió que la comunidad de los cubanoamericanos ya no es homogénea ni graníticamente unificada. Buena parte de la segunda y tercera generación de ellos apoya la medida de acercamiento con la isla. Obama, que es un sagaz político, sabe que con esta medida logra apoyos para los demócratas en La Florida, ni más ni menos que uno de los Estados que más votos electorales le da al colegio electoral, quien decide el ganador de las presidenciales. Sin dudas hay un cálculo político de Obama también en esta decisión, por supuesto que le va a endosar a su partido y a la muy segura candidata presidencial por el partido demócrata: Hillary Rodham Clinton. Con esta jugada audaz ha “matado varios pájaros de un solo tiro”, tanto a nivel de la política interna de Estados Unidos, como en la política internacional. ¡Simplemente magistral!

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