Admiro a Estados Unidos pues desde muchacho me interesé por conocer su historia y, sobre todo, esa vocación por el trabajo de su gente que logró convertir ese país en el más poderoso de la Tierra. No vaciló su pueblo en ir a lejanos lugares a luchar por la libertad, como lo hizo en las dos grandes guerras mundiales del Siglo XX. Y luego intervino en Corea y en ese desastre que fue Vietnam, este último un pantanero que le costó tremenda humillación militar, de la que salió con un tratado de paz firmado en París por Henry Kissinger, el brillante secretario de Estado de Nixon.
Ha cometido Estados Unidos muchos errores políticos, como su intromisión en Guatemala, con el asesinato de Jacobo Arbenz, el apoyo que dio al golpe de Estado de Pinochet en Chile, con la muerte del presidente constitucional Salvador Allende, un hombre de izquierda que alcanzó el poder por la vía electoral.
Pero la peor equivocación fue el cruel bloqueo a Cuba, cuando Fidel Castro en 1961 resolvió declarar que su gobierno era marxista-leninista, convirtiéndose en aliado de la Unión Soviética, en desarrollo de la libre determinación de un pueblo que salió de un régimen nefasto, el de Fulgencio Batista, que había convertido la bella isla en el casino y ‘parrandiadero’ de los gringos. Todos los ‘capos’ de la venta de licor en la época de la prohibición fueron a dar a Cuba en donde se volvieron multimillonarios. George Raft, el célebre actor de cine, fue uno de los beneficiarios que se llenó de dólares.
Más de 50 años ha soportado Cuba el infame bloqueo. Ahora un valiente presidente liberal norteamericano, Barack Obama, y el presidente cubano Raúl Castro, han resuelto reanudar relaciones diplomáticas, en virtud de las cuales Estados Unidos hace algunas concesiones comerciales en espera de que el Congreso derogue la ley que impuso el aislamiento de Cuba. Esta medida alivia la vida de los cubanos y estoy seguro de que con la presión del mundo entero, encabezada por el Papa Francisco, la isla volverá a ser un país próspero, especialmente en la industria del turismo pues tiene el mar más hermoso del Caribe.
Si Estados Unidos tiene relaciones diplomáticas y comerciales con China y Rusia, no se entiende por qué no las tiene con Cuba. Ese cuento ‘chino’ de que en Cuba no hay democracia, vale un pepino. En ningún sistema socialista hay eso que se llama democracia, perfecta en Inglaterra, casi perfecta en Estados Unidos, perfunctoria en Colombia y en muchos países que se dicen democráticos.
Los regímenes socialistas, o comunistas según sea el caso, no aceptan partidos de oposición. Para que se entienda el asunto, en China no puede haber un opositor ‘twiteando’ todo el día, como lo hace Álvaro Uribe contra el gobierno, como tampoco lo tolerarían en la Rusia de Putin, y menos en la Cuba de los hermanos Castro.
Caso parecido es el de Venezuela que también ha resuelto dirigir el Estado con lo que Hugo Chávez denominó ‘Socialismo del Siglo XXI’, y no se entiende la cantaleta que lanzan todos los días a Santos los miembros del Centro Democrático para que Colombia se meta sin invitación a resolver los problemas políticos y económicos de la nación vecina.
Recibo con emoción la noticia de que pronto tendremos a Cuba incorporada a la economía regional, que traerá beneficios no solo para Estados Unidos sino para todo el continente americano.
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