Con la normalización de las relaciones diplomáticas Washington-La Habana se enmienda el peor error de la política exterior norteamericana, pues el “bloqueo” beneficia económica y políticamente a los detractores, mientras el desarrollo industrial se estancó 50 años en Cuba. Por otra parte, cada ciudadano cubano que pisa tierra estadounidense (según la ley Acto para regular cubanos de 1966) se beneficia con programas de vivienda, cupones para comida gratuita y un servicio social que les provee hasta viagra. Además, se destinan $us 400 millones anuales para cubrir sus necesidades hasta que se “acomodan” al sistema.
Jaime Suchlicki (director del Instituto Para Cuba) dijo a mediados de 2013 que no hay razón para justificar tantos beneficios a los cubanos, pues “ya no son exiliados”. Con datos de la Oficina de Aduanas, demostró que muchos de ellos, cuyas vidas supuestamente corren peligro en Cuba, van de vacaciones a la isla. Estas declaraciones causaron revuelo en Miami. A su vez, el analista Philip Peters (del Instituto Lexington) como dirimiendo el debate, dijo que “más que la persecución política, son las condiciones económicas las que motivan a los cubanos a salir de su país”. En la última década 300.000 exiliados llegaron a Miami y ya reciben beneficios.
El senador (por Miami) Marco Rubio reconoció que “ir de vacaciones a la isla le quita valor a las sanciones”. No cabe duda, con la apertura, los detractores verán reducido un presupuesto de 24 millones de dólares que Usaid y la CIA disponen para el funcionamiento de la Radio-Tv José Martí y de cientos de blogs. La postura de Obama es coherente con la coyuntura que vive EEUU. Todo responde a cálculos fríos, los beneficiarios serán las corporaciones de servicios, alimentos y las farmacéuticas. Nada para el pueblo.
Cuando de dar lecciones se trata, ni EEUU y menos Europa tienen moral para ello; solo en seis países de los 28 que conforman la UE-OTAN toda la población tiene pan, techo, trabajo y salario digno. El desempleo y el hambre es un común denominador desde España hasta Polonia. En Europa hoy miles buscan comida en los basureros; el deporte favorito del pueblo es el fútbol y el de sus élites y gobiernos, la guerra. No debe haber nada más democrático que alentar a tu equipo con el estómago vacío.
Sin embargo esta realidad (hambre) se repite a 400 metros de la Casa Blanca (Washington, DC). Con 49 millones de personas que dependen de ayuda estatal para comprar pan y leche; cientos de niños viviendo en calles desde Nueva York hasta California. En EEUU hay 50 millones de analfabetos y miles de niños que nunca han visto un médico. ¿Somos un ejemplo de justicia social?
Asimismo, cuando hablamos del respeto a la libertad de expresión, la UE y EEUU son los que más atentan contra este principio. Estos “paladines” reprimen al mensajero (peor que “dictadores” como Correa o Christina K). Persiguieron a Julian Assange, al soldado Bradley Manning, a Edward Snowden y también al único periodista que denunció los abusos de los gobiernos de Bush y Obama, James Risen, del New York Times, quien podría pasar el resto de sus días en una cárcel federal si no devela las fuentes que le proporcionaron información para sus artículos de fondo. La CIA y NSA intervinieron los correos electrónicos de la agencia AP y la OTAN empleó la misma política contra la BBC y The Guardian.
Cecilia Malmström, comisionada Anticorrupción de la UE, denunció en noviembre pasado la descomunal corrupción en Europa: 163.000 millones de euros desaparecieron de los fondos públicos en diez años. El “deshielo” solo suspende el intervencionismo que EEUU se atribuye como un derecho sobre América Latina. Pero el futuro de la juventud cubana es igual de incierto al de la juventud española y/o norteamericana, con la diferencia de que unos saben más del trasero de Kim Kardashian y otros de Messi. Nadie toma un Cuba-Libre sin Coca-Cola
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