Pareciera ser el lema de campaña de los republicanos. Jeb Bush habló, y en ese momento se hizo el silencio. Parece que el benjamín de la dinastía va directo a la nominación (de su partido a la candidatura a la presidencia de EU). Ser un Bush no es fácil, pero hasta el momento parece ser muy efectivo.
Nadie se atreve a levantar el dedo; incluso Romney duró lo que dura un caramelo en la puerta del colegio. Jeb Bush y Mitt Romney se reunieron apenas hace unos días y la (pre) candidatura de Romney —casi por arte de magia— duró pocas horas. En Estados Unidos se empieza a pensar que al igual que Hillary, Jeb Bush, busca la nominación en la mesa. Habilidad le sobra, y hasta el momento lo ha demostrado. Habilidad o fuerza dirán algunos, pero como sea, nadie pareciera poder hacerle sombra.
En una hipotética candidatura demócrata de Hillary (Clinton) y una republicana de Jeb (Bush) los Estados Unidos habrán hecho oficial que en ese país, como en todos, el pedigrí manda. Pero la pregunta que se plantea uno es ¿Todos los Bush son iguales o qué clase de Bush es Jeb?
Considerado como el leído de la familia, el introvertido y el político más hábil de los tres (su padre el ex presidente George H.W. Bush y su hermano, el también ex mandatario George W. Bush), acaba de dar una lección de savoir faire al hablar de la candidatura fallida de su amigo Romney diciendo: “Mitt no corre la campaña, pero tiene mucho futuro en el partido”.
Radical, moderado, conservador o extremista, pocos saben realmente qué piensa, y eso en política es un as en la manga. Habla español y eso pone en aprietos a los demócratas y su suculenta bolsa de voto latino, modera sus posturas públicas, no se enfrenta a nada ni nadie y se mueve tras los focos. George W. es sin duda una carga que todos quieren poner en su bagaje para la carrera presidencial. Claro que nadie duda que el mayor de los hermanos es menos popular y muy polémico.
Con todo, los mismos que los atacan reconocen que “George, worked the room” mientras que “Jeb, read the books”: el popular y el leído. Ese resumen no sé si deja bien al mayor de los hermanos, pero ayuda mucho al menor.
Hasta el momento, hablar de los republicanos es sólo hablar de Jeb Bush, los demás no se atreven, ¿pero quién es Jeb y que piensa? The New York Times lo definía como “The many faces of Jeb”. Se sabe poco de lo que piensa, y menos aún lo que hace, pero se resume con esta contundente frase del menor de los Bush: “Nuestros amigos deben saber que son nuestros amigos, y nuestros enemigos deben de tener claro que son nuestros enemigos”. El mensaje es claro, no le tiembla el pulso, y da notas de ello.
Conservador, intervencionista, más moderado en los temas sociales —que no significa progresista—, es amigo de los latinos pues su esposa es mexicana. Todo eso lo convierte (dicen las malas lenguas) en un “Bush, pero menos”. Ese “menos” puede resultar ofensivo, pero ser Bush no es fácil, y ser hermano e hijo de presidente, menos.
Quiere flexibilizar la migración y endurecer el papel en Medio Oriente y dice en voz alta que no se puede pensar hoy como lo hacía su padre o Ronald Reagan hace años. Eso suena a un soy Bush, sin duda, pero sobre todo, soy Jeb. La mesa está servida, y de momento, no hay comensales, sólo está, hoy por hoy, el menor de la dinastía moderna más poderosa de los Estados Unidos, los Bush.
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