Hillary Clinton no ha anunciado aún oficialmente su candidatura para las elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo año pero pocos dudan de que lo hará en los próximos meses y, con bastante probabilidad, será la primera mujer Presidente de los Estados Unidos. En el campo demócrata no parece que vaya a surgir un candidato capaz de hacerle sombra.
La antigua primera dama y posteriormente Secretaria de Estado deja a poca gente indiferente. Cuenta con apasionados seguidores pero también con encarnizados enemigos. Hay franjas de la población que la miran con clara simpatía, para las mujeres, por ejemplo, la señora Clinton es una decidida feminista y su defensa de la intervención en Afganistán para, entre otras razones, liberar a la mujer es conocida. También cosecharía votos frente a la mayor parte de los republicanos en la creciente población hispana y en de la color. (Su marido, cuando Obama era desconocido, fue llamado el “primer Presidente negro” en Estados Unidos).
Levanta asimismo ampollas, ha tenido escaramuzas dentro de su propio partido siendo tachada de arribista y de persona con no excesivos escrúpulos. Samantha Power, asesora cercana a Obama y actual Embajadora en la ONU, irritada por los ataques torticeros a Obama del equipo de la Clinton en la campaña del 2008, comentó una vez a un periodista que Hillary Clinton era “un monstruo y se rebajaba a hacer lo que fuese con tal de ganar”. La Power estuvo a punto de enterrar su carrera política,- Hillary sería nombrada Secretaria de Estado por Obama-, pero su acalorado comentario es compartido por más de uno.
Las acusaciones de que la posible candidata juega con la ética surgen ahora de nuevo al saberse que varios gobiernos extranjeros están siendo muy generosos con la fundación solidaria que crearon los Clinton. Para evitar el conflicto de intereses, los Clinton, al ocupar Hillary la Secretaría de Estado, anunciaron que no aceptarían donaciones extranjeras. Lo cumplieron en buena medida. En 2013, cuando la señora Clinton abandonó su cargo en el gobierno, abrieron las compuertas, el dinero ha empezado a llegar abundantemente y en mayor volumen, se dice, desde que pareció probable que será candidata. En el año 2014 se duplicaron, en efecto, las donaciones extranjeras a la filantrópica fundación.
Los países árabes son especialmente generosos, Arabia Saudita (unos 10 millones desde que se creó la institución), los Emiratos, Qatar… pero no faltan las aportaciones de países occidentales como Australia o Alemania. Canadá, interesado en la construcción del polémico oleoducto Keystone XL, que Obama siempre ha sido reticente en aprobar, ha donado de su lado 480,000 dólares. Las especulaciones de que las aportaciones son una inversión para cuando la señora Clinton ocupe la Casa Blanca están al cabo de la calle.
En el campo republicano va creciendo la figura del retoño de otra familia ilustre, Jeb Bush. En las filas de ese partido hay varios aspirantes, ninguno parece le haría sombra a Hillary Clinton. Más de un comentarista opina que el “joven” Bush sería el único que podría plantarle cara. Es relativamente conocido, no está quemado y por su matrimonio, conocimiento del español, actitud abierta en el tema de la emigración….podría captar bastante voto hispano que ha abandonado recientemente al partido republicano por la cuestión migratoria. Dinero no le iba a faltar.
Bush, sin proclamarse formalmente candidato, está, como Hillary ,formando su equipo. Ha contactado a algún antiguo colaborador de su hermano pero piropea más a los de su padre, Baker etc… que crearon menos divisiones en el país. Bush padre no fue un Presidente con glamour pero su política exterior es recordada con buena nota. Manejó con habilidad las suspicacias rusas cuando la Unión soviética se desmantelaba.
Jeb ya ha dado a entender que respeta a su hermano, pero que su conducción de la política exterior no sería exactamente la misma.
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