The United States and Mexico

<--

La política internacional tiene momentos extraños y hoy, Estados Unidos y México viven una curiosa coincidencia.

Las dos naciones tienen embajadores que por circunstancias distintas están a punto de salir: Eduardo Medina Mora, el embajador mexicano en Washington, forma parte de una terna para ocupar una magistratura en la Suprema Corte de Justicia de México.

Se espera que sea el designado, por cierto, pero aunque no lo fuera parece difícil pensar que pudiera seguir ahí.

Anthony Earl Wayne cumplió en septiembre pasado tres años en su puesto, el periodo más o menos formal para un embajador estadunidense en cualesquiera parte del mundo. Además, este año cumplirá los 65 años, la edad de retiro.

Es posible ciertamente que su gobierno le pidiera prolongar su permanencia en México. No sería la primera vez que ocurriera algo así, pero la edad de retiro también tiene que ver.

Ciertamente será más fácil que el gobierno mexicano llene lo que será su hueco. Se trata de un espacio “del Presidente”, dadas las características de un puesto que es primera línea en tema de seguridad nacional.

El recambio en la embajada estadunidense es más problemático. No es que los estadunidenses tengan menos recursos humanos para ocupar el puesto. El año pasado, la demora del gobierno de Barack Obama no se debió a escasez sino a la búsqueda de un candidato con perfiles muy específicos, determinados por cuestiones de política doméstica.

La designación de Maria Echaveste fue bienvenida, pero enfrentó en Washington el mismo tipo de problema que enfrentará casi cualquiera que sea postulado: la confirmación en un congreso dominado por el Partido Republicano.

Ésa fue la razón que llevó a Echaveste a retirar su candidatura a principios de este año y ése es el problema que enfrentará casi cualquier aspirante.

La única posible solución: un miembro del Servicio Exterior estadunidense y vuelve a sonar el nombre de la ahora subsecretaria para Asuntos Hemisféricos, Roberta Jacobson. Pero hace cinco meses hubiera sido fácil. Hoy, está a cargo de las conversaciones para el restablecimiento de relaciones entre su país y Cuba.

Pero por las razones que sean, ninguno de los dos gobiernos parece tener prisa ni estar preocupado.

About this publication