Obama vs. Maduro: The Secret History of an Inevitable Conflict

Published in El Diario Exterior
(Spain) on 15 March 2015
by Carlos Alberto Montaner (link to originallink to original)
Translated from by Courtney Cadenhead. Edited by Laurence Bouvard.
Barack Obama recently stated that Venezuela's regime was a danger to national security. Why? Because it violated the human rights of the democratic opposition. In consequence, Obama issued various sanctions against Chavist officials and dignitaries.

A strange decision. He ordered these sanctions a few weeks after initiating the repeal of sanctions against the Cuban dictator, who, for more than half a century, has mistreated dissidents with the same, or more, cruelty than Nicolás Maduro's government treats its bruised opposition.

However, Cuba is the origin of the problem. Venezuela behaves in this manner because its Cuban advisers tell it to do so. Cuba sells its expertise to Venezuela: intelligence, social control and a firm-handed government. The Cubans are the world´s greatest cage builders. They learned the technique from the Soviets and then surpassed them.

Naturally, Fidel and Raúl Castro immediately delivered a passionate defense of Chavism. Playing with your food is forbidden. The Castros know perfectly well that the $13 billion they receive annually in subsidies, aid and businesses from their political colony is more valuable than the recent visits and promises of the United States.

The official Cuban correspondence proclaimed that "Venezuela is not alone." This statement means, according to Cuban code, that if it comes to combat, soldiers from the Cuban homeland will be there.

Of course, those are linguistic tricks. Gestures for the gallery. The Castros know that the United States has no interest in resorting to violence to defeat Chavism. No one is going to invade Venezuela.

What is often ignored is the reason why Obama took the controversial step to create a nationalist pretext for Maduro, increase repression and awaken Latin America´s hornet nest. That reason needs to be explained.

Venezuela poses a risk to U.S. national security not for human rights violations — that was just the excuse — but rather for three activities that are coded into the doctrinal definition of where or how danger exists to North American society.

Whoever wants to understand the vision that prevails in Washington should read the book "Reconceptualizing Security in the Americas in the 21st Century" and the chapter "Venezuela: Trends in Organized Crime" written by the analyst Joseph M. Humire.

Chavism has crossed three red lines.

The first is Venezuela´s complicity with Islamic terrorists in Iran. Tareck El Aissami, ex-minister of the interior, is the governor of Aragua and leader of the Ayatollahs in Tehran. He has used his office to create a regional terrorist network fed by drug trafficking. Iran dreams of making him the Venezuelan president.

The second line violated by Chavism is drug trafficking. Many Venezuelan generals are deeply involved in that business. Of the 700 tons of cocaine that are produced annually in the world, 300 pass through Venezuela to Europe via Africa or to the USA via Central America. Diosdado Cabello, president of the Venezuelan parliament, has been accused of running the Soles Cartel.

The third line is the immense amount of money laundering. Most of the crooked deals, including bond emissions, take place at Petroleos de Venezuela S.A., Venezuela´s state oil company. More than a company, it acts like Ali Baba's cave — only with more than 40 thieves. The money laundered at PDVSA is used to corrupt politicians, buy influence and pay for criminals´ services.

The White House is familiar with all this information. Diplomats, intelligence services and defectors have already told them. Agents from the Drug Enforcement Administration interrogated Walid Makled García, a Venezuelan drug lord of Pablo Escober´s proportions, before his Colombian captors deported him to Venezuela.

The Turk, as he is called, told everything. Subsequently, Leamsy Salazar, right hand for Diosdado Cabello and Hugo Chavez, recently received asylum in North American territory, corroborated García's information and added new details. The White House could no longer continue saying that Venezuela is just a nuisance, not a danger.

Venezuela is a real risk to the security of the USA and the hemisphere. Obama's error was not confronting his enemy, but rather choosing an indirect accusation and formulating it poorly so that no one understood him. He wanted to please everyone, but he did exactly the opposite. A shame.


Barack Obama dijo que el régimen de Venezuela era un peligro para la seguridad norteamericana. ¿Por qué? Violaba los derechos humanos de la oposición democrática. En consecuencia, decretó algunas sanciones contra militares y funcionarios chavistas.

Extraño movimiento. Lo ha hecho pocas semanas después de haber iniciado la cancelación de las sanciones a la dictadura cubana, que desde hace más de medio siglo maltrata a los disidentes con la misma o mayor saña de lo que lo hace el gobierno de Nicolás Maduro con su magullada oposición.

Existe, además, una cuestión de filiación. Cuba es la madre del cordero. Venezuela se comporta de esa manera porque los asesores cubanos que mandan en el país así lo aconsejan. Esa es el expertiseque Cuba le vende a Venezuela: inteligencia, control social y gobernabilidad de mano dura. Son los grandes constructores de jaulas del planeta. Aprendieron la técnica de los soviéticos y los han superado.

Naturalmente, Fidel y Raúl Castro salieron de inmediato en la apasionada defensa del chavismo. Con el pan no se juega. Los Castro saben perfectamente que más valen los 13 mil millones anuales de dólares en subsidios, ayudas y negocios que les proporciona su gran colonia política, que los nuevos arrumacos y promesas de Estados Unidos.

La nota oficial cubana establecía que “Venezuela no estaba sola”. Dentro de los códigos testiculares cubanos eso quiere decir que, si se trata de combatir, allí estarán los soldados de la madre patria cubana.

Por supuesto, son vicios del lenguaje. Gestos para la galería. Los Castro saben que no hay el menor interés por parte de Estados Unidos en recurrir a la violencia para liquidar al chavismo. Nadie va a invadir a Venezuela.

Lo que suele ignorarse es por qué Obama ha dado este paso contradictorio que sólo sirve para construirle un pretexto nacionalista a Maduro, aumentar la represión y despertar el avispero latinoamericano.
Esto hay que explicarlo.

Venezuela sí es un riesgo para la seguridad de Estados Unidos, pero no por la violación de los derechos humanos de los demócratas –esa fue la coartada--, sino por tres actividades que aparecen codificadas en la definición doctrinaria que señala dónde comienza o se intensifica el peligro para la sociedad norteamericana.

Quien quiera conocer la visión que prevalece en Washington en este terreno debe asomarse al libro Reconceptualizing security in the Américas in the 21th Century, y leer, en especial, el capítulo “Venezuela: Trends in Organized Crime” escrito por el analista Joseph M. Humire.

El chavismo ha cruzado las tres rayas rojas.

En primer lugar, la complicidad venezolana con los terroristas islamistas de Irán. El hombre de los ayatolás de Teherán es el gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami, de origen árabe, exministro del Interior. Ha utilizado sus cargos para crear en la región una red de terroristas del Medio Oriente alimentada con el narcotráfico. En Irán sueñan con que será presidente de Venezuela.

El otro límite violado por el chavismo es, precisamente, el narcotráfico. Hay generales venezolanos metidos hasta las cejas en ese turbio negocio. De las 700 toneladas de cocaína que anualmente se producen en el planeta, 300 pasan por Venezuela rumbo a Europa, vía África, o rumbo a USA vía Centroamérica. Diosdado Cabello, el presidente del Parlamento, ha sido acusado de ser el jefe del Cartel de los Soles.

Y el tercero es el inmenso lavado de dinero mal habido. PDVSA es el sitio en el que se suelen hacer la mayor parte de las transacciones torcidas, incluidas las emisiones de bonos. Más que una empresa, es la cueva de Ali Babá, pero con muchos más de 40 ladrones. Esa plata sirve para corromper políticos, comprar influencias y pagar sus servicios a los delincuentes.

La Casa Blanca sabe todo esto al dedillo. Se lo han dicho sus diplomáticos, los servicios de inteligencia y los desertores. A Walid Makled García, un capo venezolano del narcotráfico del tamaño de Pablo Escobar, antes de que sus captores colombianos lo deportaran a Venezuela, lo interrogaron profusamente los agentes de la DEA.

“El Turco” –así le llaman-- cantó La Traviata. Lo dijo todo. Y luego parece que el último recién llegado, Leamsy Salazar, mano derecha de Diosdado Cabello y de Hugo Chávez, recientemente asilado en territorio norteamericano, lo corroboró y aportó nuevos datos. Ya no se podía seguir diciendo que “Venezuela no era un peligro, sino una molestia”.

Venezuela, realmente, es un riesgo para la seguridad de USA y del Hemisferio. El error de Obama ha sido no encarar de frente a su enemigo, y llamarle pan al pan y vino al vino, sino elegir una denuncia oblicua y formularla mal para que ni siquiera se entienda. Quería quedar bien con todos y ha conseguido exactamente lo opuesto. Una pena.
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