5 Reasons to Reject the US Sanctions

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Enumeramos aquí 5 razones para condenar las sanciones unilaterales del gobierno de EEUU contra Venezuela.

1. Las rechaza el 73% de la población. Ese es el porcentaje que según Hinterlaces cuestiona las sanciones de EEUU contra Venezuela. Es decir, son mal vistas hasta por los sectores de ingresos medios y altos que son la principal base social de la oposición y cuyos derechos, EEUU dice querer defender.

2. Ausencia de moral. No es creíble que la intención de EEUU sea efectivamente proteger los derechos humanos (DDHH) de nadie. Sus antecedentes en ese campo, tanto en la política exterior como interior, no dejan duda del modo en que, consistentemente, han estado dispuestos a violarlos, o a ser tolerantes con sus aliados que los violan, para defender sus intereses modélicos.

3. Aumentan el riesgo de violencia. La sobrevisibilización de las violaciones a los DDHH en un país constituye una táctica de criminalización que precede, en la historia de la política exterior de EEUU, a invasiones o a la radicalización de conspiraciones. Con ello, aumenta el riesgo de desbordamiento de la violencia política en el país.

4. Viola el derecho a la autodeterminación. Este derecho, consagrado en las Cartas de la ONU y la OEA señala que “Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social… Ningún Estado… tiene derecho de intervenir, directa o indirectamente… en los asuntos internos o externos de cualquier otro”. Venezuela está ensayando la construcción de un sistema político económico distinto a la democracia liberal, representativa, de las economías de mercado, que promueve EEUU. Este ensayo ha sido avalado reiteradamente por la población, en distintos procesos electorales. Las sanciones unilaterales, no son contra unos funcionarios, sino contra ese ensayo y el pueblo que lo protagoniza.

5. Son una fase superior del multilateralismo eurocéntrico y liberal. Las instancias multilaterales de DDHH han estado marcadas por la visión liberal y eurocéntrica de los países del Norte, que han tenido históricamente más poder para definir los estándares de DDHH y vigilar su “cumplimiento” en el mundo.

En consecuencia, los países del Sur suelen ser construidos como violadores de DDHH y los del Norte como respetuosos. El unilateralismo es la fase superior y autoritaria de ese multilateralismo eurocéntrico y liberal. Solo se sustenta en el poder y la soberbia del país que sanciona. La emergencia político-económica de países del Sur (los Brics) y el aumento de políticas soberanas en varios países del continente, han quebrado la sumisión histórica a la política exterior de EEUU.

Las nuevas instancias multilaterales del continente (Unasur, Celac, ALBA) deben crear mecanismos de protección de los DDHH que los (re)construyan y nos proporcionen una mirada Sur-Sur que aporte efectivamente a aumentar la dignidad de nuestros pueblos.

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