USA-racismo: El mercuro cromo de El Nuevo Herald
La matanza en Charleston, Carolina del Sur, sirve para volver a mostrar la frivolidad de su periodismo. Ese diario de Miami publicó este domingo un editorial que así lo corrobora nítidamente.
Bajo el título “De nuevo, otro crimen”, afirma que la locura homicida volvió a enlutar la nación.
Recuerda que un joven blanco de 21 años, Dylann Roof, mató a nueve personas en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur.
Ya sabemos cuál fue el móvil de la matanza, agrega, el racismo.
Puntualiza que Roof confesó a la policía su intención de echar a andar “una guerra racial” en el país.
Los muertos eran afro-estadounidenses, subrayó la nota del rotativo floridano.
Después se hizo eco de un editorial que publicó en Carolina del Norte el Charlotte Observer.
“Guardamos luto por sus cónyuges, sus hijos y sus familiares”, aseveró.
Entre los fallecidos nombró a Malcolm Graham, un ex senador del estado cuya hermana pereció en la iglesia.
“Guardamos luto como en Sandy Hook, en Aurora, en tantos otros crímenes que nos unen en el dolor”, añadió.
Charlotte Observer aludía a los 20 infantes y seis adultos que hace unos tres años fueron asesinados en esa escuela primaria estadounidense.
Luego agregó: “Y ahora hacemos las preguntas.
“¿Quién era Dylann Roof, el joven de 21 años que durante una hora se sentó entre las personas que rezaban antes de matarlas?
“¿Por qué las escogió en ese lugar? Y por supuesto: ¿de dónde sacó el arma?”
A renglón seguido dejó caer uno de los temas particularmente espinosos que arrastra aquella sociedad:
“Escribimos sobre la facilidad con que cualquiera puede conseguirla”.
Incluso, añadió, quienes tienen problemas mentales, y nos duele la resistencia de los políticos locales y de Washington a un mayor control de sus antecedentes personales.
El editorial además afirma, ingenuamente creímos que las leyes sobre derechos civiles y la elección dos veces del presidente Obama señalaban la llegada de una era post-racial en Estados Unidos.
Asimismo que la discriminación heredada del largo período esclavista había quedado atrás y por tanto únicamente anidaba en unas pocas mentes.
“Pero no es así”, como lo demuestra la reciente matanza en Charleston, donde se alertó que el monstruoso rostro del racismo asoma en cualquier momento.
Debido a eso, prosigue el Herald, debemos estar alertas para evitar nuevos ataques por el color de la piel.
No puede negarse que una parte de lo escrito por ese vocero ultraderechista es positivo, aún cuando, como es habitual, se queda en las ramas.
¿Por qué no escarba en el tan llevado y traído asunto de las millonarias ventas de armas en comercios de Estados Unidos?
Todo el mundo sabe, como denunció hasta William Clinton a fines del siglo XX, que la poderosa Asociación del Rifle tiene una influencia descomunal en el Capitolio de Washington.
Asimismo que aporta montañas de dólares para garantizar la elección de candidatos que luego la sirven desde la base hasta la instancia federal.
¿Se atrevería el Nuevo Herald a saltar desde sus acostumbradas ramas y encarar el tronco de frente?
Así demostraría su gallarda disposición a retar la costumbre de mostrarlo todo menos la esencia del sistema que predomina en los Estados Unidos.
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