Donald Trump is the ideal man to feed humor shows like Jon Stewart's “The Daily Show.” Recently, Stewart used his journalism skills to analyze the American millionaire's statements on immigration of Mexicans, whom he described as criminals, drug traffickers and rapists, and among whom he believes there are few good people. The Fox News clique, an ultraconservative TV channel to put it lightly, tried to bail their friend out by saying something that he never said — something which is all too common in Spain. Stewart has unraveled their lies.
The electoral campaign to choose the future candidates for the White House in January 2016 in Iowa (as is the tradition) has not yet begun, and Trump has already managed to monopolize the discourse. He also managed to steal the show from the other Republican pre-candidates, especially the theoretical favorite, Jeb Bush. After dropping that pearl of wisdom about Mexicans, which he has not retracted, Trump has turned this apparent error into the focal point of his campaign. Illegal immigration is the new battle and the rest of the candidates had to adapt to that, as Trump has the electoral momentum.
Trump's blunders also include his comments about the Arizona senator, John McCain, also a Republican, who spent five and a half years of his life as a Vietcong prisoner after his plane was shot down. McCain survived the injuries and the torture. In the U.S. he is considered a war hero. Trump said that, for him, a real hero is one that doesn’t get captured. He has just belittled a symbol of the party, but for a certain section of the population, he has attacked the "caste" of Washington, which has not been particularly popular for years now. There was division regarding this attack, even on the conservative Fox News. These divisions damage their ability to obtain funding from key people and groups.
Surprisingly, the polls place this “egotistical monster” (in the words of Stewart) in first place for voting intentions among Republicans. A few days ago, the BBC’s Anthony Zurker offered five reasons for this success. Although various political commentators have left him for dead, those at Salon magazine believe that it is too soon to rule him out.
The fact that a guy like Trump, a loudmouth, xenophobic millionaire with little brains aside from being able to manage stereotypes, can dominate the Republican discourse is proof of how bad their situation really is. It proves how the Grand Old Party has set aside traditional conservative values such as those Ronald Reagan and Bush defended in their day, in order to get into a competition to see who can make the most absurd comments. If we omit Trump’s comments, former candidate Mike Huckabee surpasses them all. The Trump effect propels anyone who opens their mouth to go one step further.
Trump seems to go with the flow, because nothing has been decided yet and as the aforementioned BBC article said, Americans love celebrities, and this guy is a celebrity on a par with the Kardashians. In the long run, we cannot take him seriously. It is unimaginable that he would be the Republican candidate in the elections in November 2016, when Barack Obama’s successor will be chosen. John Cassidy, from The New Yorker magazine, thinks his real problems have just begun.
The campaign of the millionaire, who inherited his fortune and has maintained it more or less by being a major seller of himself, will help to improve Obama, a man whose ratings are still poor in the U.S. and who is the man the far right hates the most. When things go bad for Trump, which they will, the peacekeeping Obama that we have seen in recent months, he who signed an agreement with Iran, who re-established relations with Cuba, and, perhaps, he who will finally close Guantanamo, will emerge. If this were to happen, it would benefit the Democrats and Hillary Clinton, unless the whole country goes mad, and Donald Trump is its most extreme example.
Donald Trump sería en España un émulo de Jesús Gil, eso sí con la camisa abotonada y más dinero (suyo, no de Marbella). Es el personaje ideal para nutrir a los programas de humor como el Daily Show de Jon Stewart, con el que encabezamos el texto. En el vídeo, Stewart (el equivalente en España es el Gran Wyoming) realiza una labor periodística para analizar las declaraciones del millonario estadounidense sobre la inmigración mexicana, a los que calificó de delincuentes, narcotraficantes y violadores, entre los que habría, cree, algunas buenas personas. La claque de la Fox News, un canal ultraconservador por decirlo de manera suave, trataron de sacar la pata por su amigo diciendo lo que nunca dijo. Algo típico en España. Stewart desmonta la patraña.
Aún no ha comenzado la campaña electoral para escoger los futuros candidatos a la Casa Blanca que arrancará en enero de 2016 en Iowa, como es tradición, y Trump ya ha conseguido monopolizar el discurso. También ha logrado robar el escenario a los demás precandidatos republicanos, sobre todo al, en teoría, favorito Jeb Bush. Después de soltar la perla sobre los mexicanos, de la que no se ha retractado, Trump ha convertido este supuesto error en el eje de su campaña. La inmigración ilegal es la nueva batalla, y a ella se han tenido que mover el resto de candidatos porque tiene gancho electoral.
Un segundo error de bulto de Trump son sus comentarios sobre el senador por Arizona John McCain, republicano como él, que pasó cinco años y medio de su vida prisionero del Vietcong tras el derribo de su avión. McCain sobrevivió a las heridas y la tortura. En EEUU está considerado un héroe de guerra. Trump dijo que, para él, el verdadero héroe es el que no se deja capturar. Acaba de menospreciar a un símbolo del partido, pero también, para un determinado público acaba de atacar a la "casta" de Washington que no goza de grandes simpatías desde hace años. Hubo división sobre este ataque, incluso en la conservadora Fox News. Estas divisiones perjudican su capacidad de conseguir fondos de las personas y grupos clave.
Sorprendentemente, las encuestas sitúan a este patán (en palabras de Stewart) en primer lugar en la intención de voto entre los republicanos. Anthony Zurker, de la BBC, ofrecía hace unos días cinco razones de este éxito. Aunque varios comentaristas políticos lo han dado por muerto, en la revista Salon creen que aún es prematuro el descarte.
Que un tipo como Trump, un millonario bocazas, xenófobo y sin excesivo cerebro más allá de la gestión de los estereotipos, domine el discurso republicano es la prueba de lo mal que están los republicanos, de cómo el Viejo Gran Partido (GOP, como se hacen llamar) ha dejado de lado los valores conservadores tradicionales, como los defendidos en su día por Ronald Reagan y Bush padre, para caer en un concurso de a ver quién dice la majadería más importante. Si obviamos las de Trump, el excandidato Mike Huckabee ha superado a todos. El efecto Trump empuja a todos los que abren la boca al más difícil todavía.
Trump parece navegar a favor de corriente porque aún no se decide nada, y como decía el texto de la BBC antes mencionado, a los americanos les encantan las celebrities, y este tipo es una celebrity a la altura de las hermanas Kardashian. A largo plazo no le podemos tomar en serio. Resulta inimaginable que sea el candidato republicano en las elecciones de noviembre de 2016 en las que se elegirá el sucesor de Barack Obama. John Cassidy, de la revista The New Yorker, cree que sus verdaderos problemas no han hecho más que empezar.
La campaña de este millonario, que heredó su fortuna y que la ha mantenido más o menos como un gran vendedor de sí mismo, ayudará a mejorar a Obama, que sigue mal considerado en las encuestas en su país y es centro de los odios del sector ultraconsevador. Cuando todo se torne contra Trump, que ocurrirá, brotará el Obama pacificador de los últimos meses, el del pacto de Irán, la normalización con Cuba, tal vez el del cierre, por fin, de Guantánamo. Si eso ocurriera, beneficiará a los demócratas y a Hillary Clinton. A no ser todo el país se haya vuelto loco y Donald Trump sea su muestra extrema.
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These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.
These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.