Seeds of Violence

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Opinión

UN POCO DE SAL

Semillas de violencia

Por: MIGUEL ESQUIROL VIVES | 06/09/2015 | Ed. Imp.

El fanatismo religioso y político de los más radicales seguidores de Mahoma, lleva en sí semillas de crimen y suicidio; según ellos, para “mayor gloria” de Alá y su profeta. Próximos al 11 de septiembre recordamos aquel ataque simbólico de los terroristas a los símbolos del poder económico y militar del país más poderoso del mundo.

EEUU es símbolo también del sistema actual en el que estamos inmersos. Muchos partidos y gobiernos que habiendo prometido abandonarlo, luego o no han querido o no han podido hacerlo. En las torres gemelas de Nueva York los muertos fueron unos 3.000, de los cuales el 40 por ciento era extranjero y lógicamente nos lamentamos y no aceptamos semejante locura de fanáticos dementes. Como hoy rechazamos y nos siguen aterrorizando los espeluznantes asesinatos de los yihadistas del Estado Islámico.

Los gobiernos de occidente siempre levantan el grito a cielo ante estos hechos. Pero habría que preguntarse si es por los muertos o por el ataque al sistema capitalista. Pues ¿cuándo los gobiernos del mundo se lamentan de igual forma, por los millones de niños que mueren de hambre y miseria todos los días a las puertas de los opíparos banquetes de los ricos epulones del sistema capitalista?.

Ya que cuando nos creemos que estamos en posesión de la verdad absoluta sea económica o religiosa, nos ofuscamos y nos convertimos en fanáticos e integristas como los terroristas, a quienes acusamos de la maldad absoluta, pero tanto los unos como los otros sembramos semillas de violencia.

Otro 11 de septiembre, el Gobierno de los EEUU defensor de la verdad de nuestro sistema impulsa la terrible masacre en Chile, como lo hizo en los demás países de Latinoamérica,en defensa del sistema, acusando de comunismo a todo reclamo del pueblo hambriento. Y la memoria me lleva a otro golpe de estado, muchos años antes, contra otro gobierno elegido democráticamente por el pueblo, que desembocó en una guerra civil con un saldo de un millón de muertos, en España.

Hoy el papa Francisco ha atacado al sistema capitalista y ya está teniendo sus detractores, pero, ¿cómo pasar de las palabras a los hechos? ¿Es que el Papa con su Estado Vaticano, su banco y sus embajadores, llamados nuncios, podrá dar señales prácticas de un cambio real hacia otro sistema económico y político más humano, en el que sea más importante la persona humana y la dignidad idéntica de todos, más importante que el dinero y el bienestar de algunos?

La verdad que buscamos no está en los poderosos ni en las iglesias ni en los sabios, está en la voz de los pobres, aunque sea acallada.

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