The Bilateral Relationship Is Dead

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La relación bilateral muerta

Donald Trump ha podido hablar y decir mentiras sin que exista una respuesta firme y oficial de parte de México.

Por Ana Paula Ordorica

Excelsior (México)

20 de Octubre de 2015

No recuerdo en las últimas cinco décadas un momento en que la relación México-Estados Unidos haya estado en tan bajo nivel de atención como lo está hoy.

Miguel Basáñez lleva menos de dos meses en la Embajada de Washington tras cinco meses en que ésta tuvo a un encargado de despacho por la renuncia de Eduardo Medina Mora, quien regresó a México para ser ratificado por el Senado como ministro de la Suprema Corte.

Y del lado estadunidense, Washington sigue sin poder enviar a Roberta Jacobson como embajadora a nuestro país, ya que el Senado norteamericano ha pospuesto ya en dos ocasiones su ratificación.

Este nivel tan bajo y lamentable en las relaciones bilaterales se da cuando tenemos al estridente magnate, Donald Trump, hablando mal de los mexicanos un día sí y el otro también en su intento por ganar la candidatura republicana a la Presidencia de EU.

¿Quién o cómo encontrar el canal adecuado de comunicación para responderle a Trump? Hasta ahora, fuera de un lamento del excanciller José Antonio Meade,Trump ha podido hablar y decir mentiras sin que exista una respuesta firme y oficial de parte de México.

Y ahora, a lo anterior se suma el recorte en los fondos de la Iniciativa Mérida que EU envía al año a México por el indefendible récord en materia de derechos humanos que tenemos.

Un recorte que en los números podrá ser marginal, 5 millones de dólares de los 148 millones que tocaban este año para cubrir la ayuda que EU presta al gobierno mexicano desde el acuerdo logrado por Felipe Calderón y George W. Bush en la Cumbre de Mérida en 2008.

No obstante, es el primer año en que el Departamento de Estado norteamericano decide no escribir la carta requerida por el Congreso para que éste apruebe los fondos para la lucha en contra del crimen organizado.

En otros años, el Departamento de Estado de menos procuraba ver una señal positiva que reportar para que los fondos correspondientes fluyeran. Así sucede desde 2010. El Congreso de EU detiene los fondos en tanto el gobierno mexicano decide tomar alguna acción como pasar una ley en materia de derechos humanos o limitar el fuero militar, así sea marginalmente.

Ahora de plano los fondos han sido canalizados para la erradicación del cultivo de coca en Perú.

Y como no tenemos quién se encargue desde ambas embajadas para hacerle frente a este nuevo episodio, la mala imagen de México sigue deteriorándose sin defensa alguna por magros 5 millones de dólares. Una cantidad que ni para llenar los tanques de gasolina de una mañana del ejército estadunidense en Afganistán alcanzarían.

Como nota adicional a lo anterior, es de notar que la historia de estos fondos aparece en The Washington Post aduciendo la preocupación creciente de EU respecto el tema de Ayotzinapa, Tlatlaya y Apatzingán, y la evidente muestra del mal récord de México en materia de derechos humanos.

Preocupación que, si vemos los anteriores puestos del corresponsal del Post en México, Joshua Partlow, no parece ser sólo del gobierno de EU. Antes de México, Partlow fue corresponsal en jefe en Kabul, Afganistán y antes corresponsal en Irak.

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