Clinton and Trump: Geopolitics and Business

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Clinton y Trump: geopolítica o negocios

La nación (Argentina)

Por Federico Merke

Domingo 28 De febrero de 2016

El nuevo triunfo de Donald Trump y la tendencia a favor de Clinton parecen ir aclarando el juego de las primarias. Aunque nada está dicho aún, vale la pena examinar en pocas líneas sus visiones de mundo y qué rol creen que Estados Unidos debería tener.

Hillary Clinton es parte del establishment político y por lo tanto consume las ideas y tradiciones de política exterior que circulan por Washington.

Donald Trump es parte del mundo de los negocios y está más socializado en la gramática de la inversión y el retorno que en las discusiones cultas del complejo de política exterior. Clinton exhibe una mayor complejidad conceptual, tanto que puede sonar ambigua o inconsistente. Su olfato político le dice que el público está prefiriendo más halcones y menos palomas, o al menos entiende que ésa es la manera de tomar distancia de Obama sin acercarse tanto a los republicanos.

Eso explica su postura algo más dura hacia Irán, Rusia o Siria. Su gran estrategia apunta a construir en el Asia Pacífico lo que Estados Unidos construyó en el Atlántico: una densa red de cooperación que garantice el poder estadounidense. Trump es otra cosa; se expresa de una manera simple, hasta vulgar, ejerciendo una suerte de populismo xenófobo que apela a la grandeza de Estados Unidos.

Pero esto no lo convierte necesariamente en un halcón. No le interesa mucho resolver los problemas de los otros sin que los otros pongan su parte. A diferencia de Clinton, sostiene que Estados Unidos tiene una presencia mundial demasiado extendida y costosa. No le interesa ser el policía del mundo, ni el constructor de regímenes globales, ni promover la democracia. En la jerga de Washington, no es un neoconservador ni un internacionalista liberal. Simplemente quiere tener menos compromisos y más oportunidades para agrandar su tajada.

Es la versión kitsch del senador Robert Taft o un Silvio Berlusconi hablando en inglés, elija. Trump está cansado de que Europa, Corea del Sur, China, Arabia Saudita, Japón o México le sigan sacando cosas a Estados Unidos, sea concesiones, empleo, protección, comercio, armas, dinero, incluso ciudadanía. Y quiere que paguen por eso. Con esto, Trump muestra que no tiene una gran estrategia para Estados Unidos y que tampoco habría que tenerla. No entiende que darles seguridad a Corea del Sur o a Japón es parte de un juego mucho más amplio que se llama hegemonía global y equilibrio de poder regional. Un juego que Clinton conoce mejor. En síntesis, Clinton sería cambio dentro de continuidades; Trump, un gran experimento.

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