Trump, Delirious with His Wall

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Es realmente una ironía de la historia, que Estados Unidos, la nación que aceleró y promovió la caída del muro de Berlín en 1989, ahora 27 años después, sea el país donde diario se habla y se aplaude la idea de sellar la frontera con México construyendo un muro similar o peor, como quiere Donald Trump.

Lo que este empresario chiflado y charlatán, encaprichado con la Casa Blanca no sabe, es que jamás ha existido una frontera impenetrable ni un muro cien por ciento inviolable. Ni siquiera lo fue la gran Muralla China con sus 8 mil 640 kilómetros de extensión, ni el mencionado muro que dividió Alemania ni la Cortina de Hierro entera que a lo largo de Europa tenía minas, bardas con púas, torres de vigilancia y guardias con órdenes de tirar a matar.

Y definitivamente tampoco lo será el muro que en su fantasía Trump quiere construir a lo largo de los 3 mil 200 kilómetros que separan a nuestros dos países. Este republicano que sueña con la presidencia está admitiendo que carece de toda habilidad para resolver asunto alguno con negociación y diplomacia, pero es además un proyecto absurdo e inútil, ya que barreras físicas existen en lugares tan distintos como la India, Gaza, Marruecos, Tailandia, Malasia, Arabia Saudita y Afganistán y en ningún lugar han logrado detener ni a inmigrantes ni a terroristas. Además hay aeropuertos, costas y otros puntos de cruce.

Su idea de que México va a pagar da risa. ¿Cómo nos va a obligar? Él dice que confiscando remesas lo cual sería ilegal. Y este país, por rico que sea, ahora sí que ¿de dónde? El muro tendría un costo de 25 mil millones de dólares, o sea un cuarto de lo que el gobierno federal estadunidense gasta anualmente en infraestructura, una infraestructura que se está viniendo abajo con carreteras, puentes y sistemas de transporte masivo a los que les urge reparación, mantenimiento y modernización.

El muro, igual que la amenaza de la deportación masiva, es definitivamente señal de que Mr. Trump delira, al igual que su oponente ultraconservador Ted Cruz. Nadie duda que de llegar alguno de los dos a la presidencia harán de la vida de los inmigrantes un infierno, pero de ahí a que puedan deportar como ambos prometen, a 11 millones de personas sin documentos hay un gran trecho y sólo ha servido para exaltar los ánimos y aumentar la temperatura política del momento. La única diferencia entre ellos, es que Trump dice que permitirá que regresen los “buenos” mientras Cruz los quiere a todos fuera para siempre.

Como regalo adicional los dos quieren prohibir la entrada de todo musulmán al país, pero su demagogia y racismo están enfocados en su mayor parte hacia los mexicanos, a quienes como se sabe Trump llama violadores, criminales y víboras. Un tema que ha usado exitosamente para atraer a votantes blancos resentidos de clase media y baja. Pero nunca hasta el momento ha dado detalles del procedimiento que piensa seguir para enviar de regreso a esos casi 12 millones de seres humanos que tanto le molestan. Tampoco se sabe cómo piensa dar con ellos. ¿Será que piensa ir a tocar casa por casa?

Imposible saber el estado migratorio de una persona con sólo mirarla. Y solamente la patrulla fronteriza está autorizada a basarse en “una apariencia mexicana” para decidir a quién interrogar, pero sus agentes sólo funcionan en un perímetro máximo de 160 kilómetros de la franja fronteriza. Por ley, la policía en el resto del país, sólo puede averiguar si alguien tiene visa o no, luego de que cometió algún delito.

Suponiendo que los encuentre a todos, lo cual es poco probable, para cumplir su promesa en dos periodos presidenciales de cuatro años, necesitaría deportar un millón 375 mil personas anualmente, lo cual va a estar difícil porque ICE, la autoridad migratoria, sólo cuenta con escasos 5 mil agentes, Trump promete que con él serán 15 mil, pero ni así.

Su delirio tiene otro obstáculo, ¿Cómo enviarlos de regreso? Se calcula que se necesitarían alrededor de 200 mil autobuses que uno tras otros harían una fila que se extendería a lo largo de casi tres mil kilómetros y ¿dónde va a estacionarlos? Trump debería de saber que en la última década han sido más los mexicanos que se han ido por su propio pie que los que han intentado venir. De modo que para qué se molesta.

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