Trump’s Wall

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Donald Trump ha dicho que construirá un muro de concreto y acero de 1,609 kilómetros y alrededor de 15 metros de altura en la frontera ente EU y México. Ha insistido en que la factura de la obra será pagada en su totalidad por nuestro gobierno.

El Muro Trump sintetiza una visión xenofóbica y aislacionista que se encuentra enraizada en la mente de millones de norteamericanos. Sin embargo, desde un punto de vista práctico, esta muralla ignominiosa es inviable, ridícula y fantasiosa.

Lo anterior quedó ilustrado en un reportaje de The New York Times del 20 mayo, mismo que fue virtualmente ignorado por los medios mexicanos, más interesados en la cobertura del “festival de lodo” en el que se han convertido nuestras contiendas electorales locales.

En la nota se detallan las implicaciones operativas de la construcción del Muro Trump. Erigirlo sería una pesadilla en términos monetarios, logísticos, administrativos y legales. Un muro de concreto de 12 metros de altura —más 3 metros bajo tierra— costaría alrededor de 26 mil millones de dólares. La logística sería compleja, más aún con un tiempo de entrega ambicioso de cuatro años.

Se requeriría el trabajo de miles de personas que tendrían que mudarse cerca de las zonas de construcción para cumplir con los plazos. No se sabe, por ejemplo, cuáles serían las agencias federales involucradas en construir el proyecto, cómo sería la coordinación entre éstas durante el proceso, y quién se haría cargo de los costos de mantenimiento una vez finalizado.

El Muro Trump carece de justificación. De acuerdo con información publicada por la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, de 2009 a 2014, un millón de mexicanos y sus familias abandonaron EU hacia México. El Pew Research Center estima que esto resulta en una pérdida neta de 140,000 entre 2009-2014. Es decir, hay más mexicanos emigrando de EU que inmigrando al vecino del norte.

Tiene lógica que Trump haya optado por vender la promesa de un muro durante la campaña. Una gran mayoría de republicanos la han comprado. Según una encuesta elaborada por el Pew Research Center del 11 de mayo de 2016, el 84% de los que apoya a Trump para la nominación del GOP está a favor de construir un muro en la frontera. Esto significa que casi nueve de 10 partidarios de Trump quieren el Muro Trump. Incluso, un 56% de republicanos que no apoya a Trump, también apoya su construcción.

BALANCE

La esperanza es que en el agregado nacional, los votantes que no confían en Trump, dos tercios del total del electorado, según la última encuesta de The New York Times y CBS News, predomine en las urnas en noviembre. Se espera que el 57% del electorado que opina que los inmigrantes fortalecen al país a través de su talento y trabajo, se imponga sobre el 35% que opina que son una carga, de acuerdo a cifras de Pew.

La construcción del Muro Trump es una promesa falsa, poco realista. Los costos financieros, logísticos, administrativos y legales son complejos y poco sustentables. Sin embargo, Trump ya vendió y construyó un muro invisible, mucho más letal y peligroso.

Trump es tan solo una persona. Lo preocupante es el sentimiento de gran parte del electorado que él representa. Es un fenómeno que sin duda lo sobrepasa a él como individuo y al propio Partido Republicano como institución democrática. Aunque finalmente gane Hillary Clinton, este fenómeno seguirá presente en EU en años por venir. Ese muro político y cultural es del que realmente deberíamos preocuparnos.

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