Como Donald Trump ha sido un racista con los mexicanos y ha hablado de construir un muro en la frontera, pagado por México, y de deportar a los once millones de indocumentados, entonces la comunidad latina no va a votar por Trump en noviembre.
Ése es el mantra que mantienen sin duda en la casa de campaña de Hillary Clinton, pero también como as bajo la manga quienes aseguran que las matemáticas no le dan a Trump para ganar la Presidencia de EU.
Seguramente Trump no va a poder ganar arriba de 40% del voto latino, como sí lo logró el último presidente republicano, George W. Bush. Pero asumir que por las razones arriba mencionadas Trump tiene perdido por completo el voto latino sería tan aventurado como pensar que el mismo escenario le depara a Hillary Clinton, porque durante la Presidencia de su marido fue cuando se implementaron las políticas más duras antiinmigrantes en la frontera con México.
¿Qué otra cosa si no eso fueron las reformas de 1996 en materia migratoria que llevaron al “amigo” Clinton a inaugurar una política de control policiaco en la frontera con México con medidas como la Operación “Guardián en San Diego” y la “Mantén la Línea” en El Paso?
¿Cómo no señalar a Hillary por la expansión sin precedentes de la patrulla fronteriza en los años en que su marido buscaba la reelección y que, por ello, se erigieron los muros metálicos y las alambradas que evocaban al muro de Berlín, pero en Norteamérica?
Fue desde entonces y hasta la fecha que se han destinado miles de millones de dólares para lograr el “amurallamiento” de la frontera de EU y México. Y, sin embargo, los demócratas siguen sumando las simpatías de los hispanos.
El gran tema con este voto en EU es y sigue siendo su falta de homogeneidad. La comunidad no vive en un mismo estado; no tiene los mismos intereses y por ello, a diferencia del voto judío, por ejemplo, no vota toda en bloque.
No es lo mismo un hispano de Texas que uno de Illinois o uno de California.
Dos recientes encuestas, una de NBC News/Wall Street Journal, la otra de Fox News Latino Poll, ponen las preferencias de esta comunidad hacia Trump en un 20 y 23% respectivamente, de los votantes latinos registrados.
El tema con esta comunidad y la explicación de por qué hay hispanos que quieren votar por Trump es que muchos de ellos ven en Trump el sueño americano convertido en realidad. Sienten que un hijo de inmigrante que amasa una enorme fortuna y está en la antesala de ganar las llaves de la Casa Blanca es justo la historia que quieren replicar para ellos o para sus hijos. Admiran a Trump.
Trump no tiene perdido el voto hispano. Incluso su reciente bravata racial hacia el juez encargado del juicio en contra de la Universidad Trump, Gonzalo Curiel, nacido en Indiana, pero de descendencia mexicana, ha enfurecido a muchos republicanos… pero quién sabe qué tanto a los hispanos.
Tratando de pensar positivo: si la candidatura de Trump no logra homogeneizar el voto hispano, no se qué podrá hacerlo.
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