El discurso pedestre y agresivo, de corte fascista, de Donald Trump pareció que a pocos electores atraería en el arranque de la disputa presidencial estadunidense. ¿Votar por un hombre desquiciado, ridículo y violento con las minorías? Quien gobierna a EU, gobierna prácticamente el mundo y su poderío militar se ha sentido por el orbe una y otra vez. Se requiere temple y sensatez, no gritería militar.
Estados Unidos se convirtió en superpotencia a través de las guerras. En consecuencia, muchos esperamos que al frente quede una mujer experimentada, sensible, inteligente y culta, que sabe cómo se maneja la Casa Blanca y busque las soluciones sin recurrir a la vía armada. Las diferencias son notables. La señora Clinton conoce de política. Sin embargo, en la medida en que Trump dice insensateces y amenaza a las minorías de su país y a las naciones que él supone un peligro, sus niveles de aceptación han crecido y contra lo dicho por multitud de expertos, hoy tiene muchas posibilidades de tener a la mano los botones que desaten una nueva guerra mundial.
Lo más interesante del fenómeno Trump es que nos ha permitido mirar el verdadero rostro del pueblo norteamericano, al menos de la mitad. Ante sus discursos amenazantes y brutales muchos lo aplauden y vitorean, como en Alemania lo hicieron con Hitler (el parangón es inevitable: a menudo los peores tiranos han llegado a la cima del poder con amplia aceptación popular). Ya Hillary y Donald están en el vestíbulo de la Casa Blanca. Los políticos con sentido común y los ciudadanos conscientes del riesgo que implica un hombre desquiciado al frente del mayor ejército del mundo, luchan por impedir que triunfe.
Por ello, la señora Michelle Obama acudió a la convención demócrata no a decir unas “sencillas palabras” sino a mostrar el peligro que vive su nación. Con agudeza y aludiendo a sus orígenes, dijo: “Vivo en una casa hecha por esclavos y ahora una mujer puede ser presidenta.” Más adelante, en su brillante discurso, afirmó que ver a sus hijas jugar en los jardines de la casona presidencial, le hace pensar que es el momento en que una mujer puede y debe ser la jefa del Estado norteamericano. Su discurso emocionó a buena parte de la sociedad norteamericana, en especial a quienes sueñan con tener una democracia mejor y una nación más justa. Su esposo, en un mensaje de Twitter se solidarizó con ella, lo que equivale a emitir un importante voto por la señora Hillary Clinton: “Un discurso increíble de una mujer increíble. No podría estar más orgulloso y nuestro país ha sido bendecido al tenerte como primera dama. Te amo, Michelle”.
Si este tipo de palabras emotivas y sinceras van directo al apoyo de la candidatura de la señora Clinton, es posible que parte de la mitad que apoya a Trump recapacite, vuelva a la cordura. Basta un poco de imaginación para verlo en la Casa Blanca organizando el concurso Miss Universo, en el colmo de la frivolidad o incitando el odio contra quienes son distintos a sus extraños valores. Hillary ha tenido tropiezos, pero es inteligente y tenaz, de tal suerte que puede ser ella quien se siente en el salón oval.
Falta el discurso de Hillary Clinton (al momento de escribir esta nota no lo había realizado). Todo hace suponer que será una brillante y atinada pieza oratoria, donde los grandes problemas de EU serán tratados conforme a lo que espera el electorado, buscando la reconciliación del Partido Demócrata y, desde luego le permita recuperar a los votantes que se alejaron. Algo contundente que convierta a Hillary en la primera mujer en gobernar a EU, así como Obama fue el primer presidente afroamericano.
Lo preocupante, no importa que la señora Clinton regrese a la Casa Blanca ahora convertida en presidente, es qué va a pasar con los millones de racistas y xenófobos, de agresivos enemigos de mexicanos, cubanos, árabes, musulmanes y de otras razas y religiones. Da miedo ser pobre y buscar futuro en una nación que tiene millones de agresivos patriotas, que creen en la superioridad blanca y le rinden pleitesía a un hombre desquiciado. A pesar de que la mayoría proviene de familias de inmigrantes. Preocupa porque según encuestas de CNN y CBS, Trump hace dos días aventajaba a Clinton por primera vez en sus recorridos en pos de la presidencia. Si los demócratas y aquellos que son liberales no hacen un último gran esfuerzo, tendrán asegurados los peores cuatro años de sus vidas.
Estados Unidos puede ser una nación admirable, pero no dejemos de lado que su impetuoso crecimiento lo hizo con el poder de las armas, es una temible economía de guerra, con ciudadanos belicosos. Su historia es preocupante, tanto en lo interno como en lo externo. Hace años, la URSS servía de contrapeso, pero hoy no parece enfrentar a nadie. China tal vez, pero no ahora. La seguridad mundial está amenazada si llega a triunfar este tipo de políticos improvisados, perversos y fuera de toda lógica.
El país del Destino Manifiesto está ante un grave dilema. Hay que tomar en cuenta que la conducta racista y atrasada de Trump le hace avanzar y que la liberal señora Clinton recibe abucheos de algunos grupos de demócratas que no tienen claridad política. Esperemos que la sensatez se imponga y el mundo respire aliviado con el éxito de la candidata demócrata.
I don’t read these articles in ” Watching America ” in order to get a CIA inspired slobbering over the favorite of Wall St. and the Pentagon : ” Hillary The Hawk ” – the face of World War III as Russia’s Vladimir Putin correctly observes. What do working class people think in other countries ?
[ http://radicalrons.blogspot.com }