Los bobos de la izquierda han preferido anestesiar a la gente con el asunto del “racismo” y la “xenofobia” en vez de denunciar a los artífices de las guerras.
Richard Haass, presidente del “Council of Foreign Relations” norteamericano ha advertido contra el “aislacionismo” en política exterior que cobra fuerza en la persona de Donald Trump. Según Haass, las consecuencias de una retirada estadounidense en todo el mundo serían “terribles” (dire). Pero, ¿no es ya terrible la actual situación? Gracias a la política exterior norteamericana tenemos dos estados fracasados en Afganistán e Iraq, con atentados terroristas casi diarios que han costado miles de vidas y con guerras que han acabado un número astronómico de inocentes.
Ambos escenarios han sido la cuna del célebre “Estado Islámico”, que ha traído la inestabilidad y la guerra a las puerta de Europa, además de originar una crisis de millones de refugiados desplazándose al unísono a Occidente. En el Norte de África tenemos el caos libio, la explosiva situación en Egipto y el infierno de Siria, dejando aparte el poco aireado asunto del Yemen.
¿Alguien puede vanagloriarse de semejante desastre? Solo los majaderos que pueblan las redacciones de los periódicos occidentales y la izquierda “antiyanqui” han alcanzado las cotas de estupidez necesarias para no saber sacar las consecuencias correctas de esta inacabable retahíla de desastres.
Los periodistas han jaleado todo esto como si fuera inevitables consecuencias de una política acertada, en vez de justamente lo contrario. Los bobos de la izquierda han preferido anestesiar a la gente con el asunto del “racismo” y la “xenofobia” en vez de denunciar a los artífices de las guerras que han llevado la ruina y la desolación a cientos de millones de personas.
Por eso, lo de Richard Hass no es más que otra necedad de un personaje sobrevalorado y malvado: no son los “aislacionistas” los que han empantanado a los EEUU y a Occidente entero en un montón de guerras sangrientas e innecesarias, sino las camarilla del “Council of Foreign Relations”, la nueva izquierda estadounidense y los neoconservadores. Los primeros -los “aislacionistas”- ni siquiera han tocado poder; los demás han ocupado el poder todo el tiempo y son los responsables de cuanto sucede.
La irrupción del “outsider”
El caso de Richard Haass pone en evidencia una hecho muy significativo de nuestro tiempo: cuando surge un “outsider” -y 2016 está siendo el año de los “outsiders”- todos los enemigos se unen. En el caso de la elección presidencial estadounidense de noviembre, la casi totalidad de la prensa afín al partido republicano -y también el resto, sorprendentemente- ha transmitido un solo mensaje: “Trump es inaceptable”. A este mensaje se añade otro: “poco nos importa si ha sido elegido por la gente”.
Esas elites han demostrado su voluntad de apoyar a una embustera compulsiva y archicorrupta como Hillary Clinton, responsable de buena parte de la sangre vertida en las interminables guerras que hemos mencionado y de cuya avidez por el dinero da fe su trabajo en la Fundación Clinton. Todo esto es un ejemplo de como las elites combaten al pueblo, que no quiere una inmigración descontrolada, una economía al servicio de las grandes corporaciones y tampoco una guerra interminable por los delirios de cuatro ideólogos ensoberbecidos.
Si algún día todo esto se hace evidente caerá la tramoya para dejar a todo el mundo claro que la retórica democrática no es si no una estrategia para que gobiernen unos pocos frente a las justas aspiraciones de todos los demás. ¿Para cuando una “Primavera americana”?
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