Se está despidiendo del cargo el presidente Obama con una traca furibunda contra Rusia y Vladimir Putin, culpable, según él, del ‘hackeo’ de correos de Hillary en 2016, del terremoto de California de 1906 y del hundimiento del Titanic.
Despidió 2016 expulsando a 35 diplomáticos rusos y saludó 2017 con un informe según el cual Rusia –cómo no- intervino en las elecciones y puso a Trump en el solio.
17 agencias de inteligencia suscribieron un informe en tal sentido, que presentaron a Trump, quien lo había descalificado de previo, como era elemental prever.
Pedirle a Trump que admitiera que debía su victoria electoral a Rusia era pedirle que, antes de asumir la presidencia, se suicidara políticamente. No hubo tal suicidio.
Parece haber perdido el norte el presidente saliente, en su ansiedad por heredarle al presidente entrante una crisis con Rusia que le obligue a ir por donde Obama desea.
Temen Obama y los demócratas, acuerdos entre Trump y Putin en temas tan urgentes como Siria, Ucrania o la OTAN, de los que depende en buena medida la paz mundial. Es decir, temen Obama y los demócratas que pueda darse un mundo más pacífico.
El demócrata Harry Truman llevó a la guerra en Corea, en 1950, al rehusar celebrar elecciones para reunificar la península. El demócrata Kennedy metió a EE. UU. en Vietnam. Obama aumentó en 2009 un 75% las tropas estadounidenses en Afganistán.
¿A quiénes asusta la paz en EE. UU.?
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