This Is Not Normal

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De los cientos de imágenes publicadas de las protestas en Estados Unidos por la llegada al poder de Donald Trump, la más simple y la menos insultante ha sido la que más me ha llamado la atención. Decía sencillamente: “Esto no es normal”.

La frase es estremecedora. Lo que entendíamos por normal dejó de serlo, técnicamente, desde ayer, en el momento en que Donald Trump juró su cargo. Sin embargo, el triunfo de “lo que no es normal” ocurrió de facto ese nefasto 8 de noviembre, cuando el candidato republicano se impuso por sorpresa a la favorita, Hillary Clinton, candidata de lo que creíamos que debía ser “lo normal”, es decir, una sociedad dispuesta ya a ser gobernada por una mujer, abierta, como siempre ha sido, a los inmigrantes y tolerante con los derechos de las minorías.

Esta es, efectivamente la normalidad en todas las grandes urbes de EU, pero no en ese inmenso territorio conservador, que ha salido beneficiado como nunca de un injusto escrutinio electoral y donde millones de personas se entusiasmaron cuando Trump les prometió convertir de nuevo a EU en un país “grande” (y “normal”).

Todo esto ya es pasado. Trump gobierna y la pregunta del millón es: ¿Cuál será a partir de ahora lo normal, el new normal del que hablan ya los medios estadunidenses?

El discurso de Trump nos dice mucho. Antes, lo normal era que el presidente que jura el cargo hablase de unidad y citase a sus grandes antecesores, como Lincoln o Roosevelt. Ayer, Trump no nombró a ninguno. Se dedicó a señalar con el dedo acusador a sus enemigos —la élite de Washington—, a dibujar un paisaje apocalíptico (que solo él y sus seguidores ven) y el resto del tiempo se dedicó a sí mismo y a presentarse como el mesías que llega a salvar a sus compatriotas del desastre.

La humanidad ya ha conocido a personajes mesiánicos que asaltaron el poder y, pese a que las consecuencias fueron catastróficas, no ha logrado desembarazarse de ellos. Pero lo inimaginable es que esto haya ocurrido en Estados Unidos, que renuncia así a seguir siendo el líder del mundo libre para convertirse en una vulgar nación aislada y entregada a un proteccionismo que no va con su naturaleza.

Sólo nos queda cruzar los dedos y esperar que esta nueva normalidad no nos acabe contagiando.

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