Trump Against the Media

 

 

 

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Trump, contra los medios

El presidente de EEUU puede convertirse en una amenaza a la libertad de expresión

Durante la campaña electoral, Donald Trump tuvo una relación de enorme tensión y abierta hostilidad hacia los medios de comunicación. Ya instalado en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos parece estar decidido a recrudecer su pulso con los periodistas, a quienes considera “los seres humanos más deshonestos de la Tierra”. Les ha acusado de falsear los datos y mentir solo por haber expuesto que la asistencia de público a su toma de posesión fue inferior a la registrada durante la inauguración del mandato de Barack Obama. Sus diatribas son insólitas, intolerables e impropias de un mandatario.

No hace falta más que ver las imágenes aéreas difundidas por los principales rotativos y televisiones norteamericanos para comprobar que Obama estuvo arropado por mucha más gente que Trump. Que el equipo del presidente de la nación más poderosa del mundo rebata datos de una obviedad aplastante afirmando que son “hechos alternativos” es un insulto a la inteligencia.

Siendo extremadamente graves las descalificaciones a la prensa, lo más aterrador es que ni Trump ni sus asesores parecen haber entendido que son los periodistas quienes tienen que someter a escrutinio al poder y no al revés. Cuestionar la credibilidad de los medios, burlarse de ellos, calificarlos de “escoria” y acusarlos de actuar por intereses políticos formó parte de una estrategia de campaña. Lo verdaderamente peligroso es que su Administración considere que los periodistas son un obstáculo para gobernar y deslegitime su labor. Si el presidente estadounidense sigue por ese camino, tiene todas las bazas para convertirse en una seria amenaza para la libertad de expresión y la democracia.

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