Trump, the King of All Things Gloomy

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Trump, rey de la tiznada

Cada una de las decisiones en materia ambiental que ha tomado el presidente Donald Trump, con el respaldo y mal consejo de los hombres —sí, hombres— de su gabinete, deja en claro no sólo su profunda ignorancia, sino también el absoluto desinterés por el bienestar y la salud presente y futura, ya no se diga de los estadunidenses, de sus hijos, nietos y demás descendientes. Esto nos da una idea clarísima de que no le importan el aire y agua limpios, ni mucho menos la humanidad ni el planeta. Le vale un cacahuate la peligrosa inestabilidad climática.

03 de Abril de 2017

Finalmente, mediático como es y rodeado de mineros del carbón, Trump estampó su firma en una orden ejecutiva, el 28 de marzo pasado, que tiene como meta desmantelar la política ambiental de su antecesor en la Casa Blanca y dar paso a lo que llamó “el comienzo de una nueva era de libertad en la producción energética y de creación de empleos”.

Se trata de una de sus tantas obsesiones contra Barack Obama y su legado.

El caso es que la nueva Orden Ejecutiva de Independencia Energética pide que —paradójicamente— la Agencia de Protección Ambiental, del escéptico Scott Pruitt, reemplace el Plan de Energía Limpia de Obama. Es decir, que en tierras federales resurja el negro reinado de la industria del carbón, se den todas las facilidades para el peligroso fracking y se deseche la reglamentación para reducir dióxido de carbono y metano de las centrales eléctricas y plantas carboníferas, que son contribuyentes al cambio climático.

Para acabarla de amolar, el presidente Vladimir Putin hace unos días hizo eco de las palabras de Trump y refrendó su idea de que el cambio climático no es de origen antropogénico. Lo más peligroso y deleznable es que aseguró que el deshielo del Ártico podrá ser utilizado para “fines económicos de Rusia”.

Pero a pesar de ello, hay voces inteligentes y sensatas apoyadas en la verdad irrefutable que da la ciencia y los resultados exitosos de las energías limpias, como las del exvicepresidente estadunidense, Al Gore; la del exalcalde de Nueva York y fundador de Bloomberg L.P., Michael R. Bloomberg, así como las de los gigantes tecnológicos, entre otras.

El mismo día que Trump firmó la orden ejecutiva anticlimática, Al Gore, fundador de The Climate Reality Project, subió a las distintas plataformas digitales su posicionamiento, en el cual resaltó que revertir las políticas de protección ambiental así como echar abajo el Plan de Energía Limpia es “un paso equivocado y alejado de un futuro sostenible, libre de carbono para nosotros y para las generaciones por venir” y “ningún hombre o grupo puede detener el gran impulso en la lucha para proteger nuestro planeta”.

En ese mismo sentido destaca el artículo de Michael Bloomberg publicado el viernes pasado en las editoriales de The New York Times, bajo el título Climate Progress, With or Without Trump.

Señala que la desafortunada y equivocada orden de Trump ha llevado a la creencia generalizada y deprimente de que EU no cumplirá su compromiso firmado en el Acuerdo de París contra el cambio climático.

Pero a pesar de los obstáculos de la Casa Blanca y el Congreso, “Washington tiene gran capacidad de influir en los mercados energéticos” y no debe subestimarse a ciudades, empresas y consumidores en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. También puso en duda la generación de empleos y bonanza económica con las energías sucias.

Algo que Bloomberg conoce muy bien es el papel que tienen ciudades para bajar las emisiones, pues al mejorar la calidad del aire se convierten en lugares más atractivos para vivir, trabajar e invertir.

Quizá por ello los gigantes tecnológicos Apple, Google y Microsoft, así como otras empresas como Amazon, ya salieron a decir que continuarán con el compromiso de invertir y utilizar energías limpias para luchar contra el cambio climático.

Y para alimentar el optimismo, varias naciones fijaron su postura para seguir impulsando los esfuerzos en esta guerra, entre las que destacan China —en una de esas y hasta se convierte en el líder—, India y la Unión Europea.

Sin embargo, algo nada positivo es lo que dio a conocer The Washington Post hace unos días, el despido de 25% de los empleados de las agencias ambientales, un mayor recorte al presupuesto y desechar más de 50 programas, como el de control de plaguicidas y cooperación ambiental con México y Canadá bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Sí, el panorama pinta de la tiznada… Aumento del nivel del mar, sequías y huracanes más mortales, así como extinción de especies. Sólo queda pedir que el resto del mundo no se quede en la contemplación, pues nuestro presente y futuro está en manos de ignorantes y potenciales ecocidas.

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