Trump Submits to the Limits of His Power after 100 Days in Office

Published in El Mundo
(Spain) on 1 May 2017
by Carlo Allegri (link to originallink to original)
Translated from by Annabel Gill. Edited by Christine Murrison.
The political incertitude into which the international community plunged after the victory of Donald Trump in the November 2016 elections has fortunately dissipated throughout his first 100 days in office. This is mostly because he has not yet decided to execute his most controversial promises, despite his continuingly provocative speeches and frantic activity online. Or perhaps it is because despite having tried otherwise, he has been kept in check by the legislative and judicial powers of a democratic system, in which the principle of counterbalance or limitation works. Thanks to this, Trump has not been able to eliminate the health care program established by Obama, under which medical coverage has been available to 20 million citizens. Similarly, he has not been able to prevent immigrants from seven specific countries from entering the U.S.

First, the counter-reformation of health care has been postponed until the Republican members of the House of Representatives can come to an agreement about the content of the new proposal. Accustomed to executing his wishes without concessions, Trump has realized that politics work differently, and any decision must be consensual, even among the congressmen of his own party. However, some of these congressmen are allied with the Democrats, and refuse to let the Senate approve a budget item to begin the extension of the border wall with Mexico — one of its star promises.

On the other hand, judicial power has intervened twice: on one occasion to stop the order given on January 27 which barred the entry of immigrants into the U.S. from Iran, Iraq, Somalia, Sudan, Libya, Yemen and Syria. On this occasion, Trump encountered the democratic anti-establishment system, given that the Court of Appeals decreed that the order would not apply until the appellate justices decided upon its constitutionality. Although there remains almost four years of future legislation, it is certain that in this short period Trump has discovered, with enormous displeasure on his part, that the populist formula of governing he proposed has no place in a country with firmly rooted democratic convictions.

Perhaps for this reason, he decided that he would not go to the traditional dinner for correspondents at the White House. Yesterday, at an event in Harrisburg, Pennsylvania — one of the key states in his electoral victory — he boasted about being more than “100 miles away from the swamp” and he returned to attacking the media, which he accused of wanting to show his political agenda. No matter how hard he tries to govern while ignoring the press, freedom of speech continues to do well in America, and he has realized what his transcendental role is in this crucial time in the history of this country.

However, it will not be easy to re-energize the coal and oil industries, despite it being true that the president has nullified the commitments made by the United States in the Paris International Agreement on climate change. His decision to eliminate the limits on contaminant emission gases appears more as a desperate political act than an effective one to his voters, since it will take a long time before the order, which was issued just a month ago, takes effect.

He has tried to make up for all of these setbacks with his outward performance, but these problems have not detracted from his popularity among voters, 96 percent of whom would vote for him again. The announcement of a 9 percent increase in the defense budget for next year predicts a great U.S. role in international conflicts, and so it has been.

First, the bombing of Syrian bases, from which Bashar Assad carried out chemical attacks on the civilian population, jeopardizing the U.S. relationship with Russia; second, dropping the “mother of all bombs” on Afghanistan in order to destroy the enclave that effectively hid the Islamic State; and third, the warnings given to North Korea about possible reprisals in an effort to try and curb the development of its nuclear program, despite the diplomatic conflict with China.These present three examples of the way in which Trump intends to return the U.S. to its lost supremacy in international politics.

However, these three initiatives pose a serious risk to world security, seeing as they have been made unilaterally and may have unpredictable consequences. If he wants to win the support of the international community, Trump cannot act without knowing the opinion of his allies around the world.


Trump se somete a los límites de su poder tras 100 días de mandato

La incertidumbre política en la que se sumió la comunidad internacional tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre de 2016 se ha ido, por fortuna, disipando a lo largo de sus primeros 100 días de mandato. Bien porque aún no se ha decidido a ejecutar sus promesas más polémicas, a pesar de que su discurso y su frenética actividad en las redes sociales siguen siendo igual de provocadores. O bien, porque a pesar de haberlo intentado, ha sido frenado por los poderes judicial y legislativo, en un sistema democrático en el que funciona el principio de contrapeso o limitación de los poderes. Gracias a ello, Trump no ha podido ni eliminar el sistema sanitario instaurado por Obama, por el cual 20 millones de ciudadanos han podido disponer de cobertura médica, ni prohibir la entrada de inmigrantes de siete países concretos a EEUU.

En el primer caso, la contrarreforma de la sanidad ha quedado aplazada hasta que los miembros republicanos de la Cámara de Representantes se pongan de acuerdo sobre el contenido de la nueva propuesta. Acostumbrado a ejecutar sus deseos sin hacer concesiones, Trump se ha dado cuenta de que la política funciona de forma diferente y de que cualquier decisión debe ser consensuada, incluso entre los congresistas de su propio partido. Algunos de ellos, además, aliados en esa causa con los demócratas, se niegan también a que el Senado apruebe una partida presupuestaria para iniciar la ampliación del muro en la frontera con México, una de sus promesas estrella.

Por otro lado, el poder judicial se ha interpuesto en dos ocasiones a que se ejecute la orden dictada el pasado 27 enero para vetar la entrada a EEUU de inmigrantes procedentes de Irán, Irak, Somalia, Sudán, Libia, Yemen y Siria. También en esta ocasión, Trump se ha topado con el sistema de contrapoderes democrático, ya que la Corte de Apelaciones decretó que la decisión no se podrá aplicar mientras la Justicia no dictamine sobre su constitucionalidad. Es cierto que aún quedan casi cuatro años de legislatura, pero en este corto período de tiempo, Trump ha descubierto, con enorme desagrado por su parte, que la fórmula populista de gobernar que proponía no tiene cabida en un país de firmes convicciones democráticas.

Quizá por esta razón, decidió que no acudiría a la tradicional cena de corresponsales de la Casa Blanca, y ayer, en un acto en Harrisburg (Pensilvania), uno de los estados clave de su victoria electoral, se jactó de estar a más de "150 kilómetros de la ciénaga", y volvió a arremeter contra los medios a los que acusa de querer marcarle la agenda política. Por más que se empeñe en querer gobernar dando la espalda a la prensa, la libertad de expresión goza en EEUU de buena salud y ha sabio detectar cuál es su trascendental tarea en este crucial período de la historia del país.

Por otra parte, si bien es cierto que el presidente ha anulado los compromisos adquiridos por EEUU en el Acuerdo Internacional de París sobre cambio climático, no le va a ser fácil volver a revitalizar las industrias del carbón y el petróleo. Su decisión de eliminar los límites a las emisiones de gases contaminantes tiene más de desesperado guiño político a sus votantes que de efectivo, ya que tardará mucho tiempo antes de que la orden emitida hace apenas un mes entre en vigor.

Todos estos contratiempos, que no le han restado popularidad entre sus votantes, el 96% de los cuáles volvería a votarlo, los ha intentado maquillar con su actuación exterior. El anuncio de un incremento del presupuesto de Defensa en un 9% para el próximo año hacía augurar un mayor protagonismo de EEUU en los conflictos internacionales. Y así ha sido.

Los bombardeos a las bases sirias desde las que Asad gestó los ataques químicos a la población civil, poniendo en riesgo su relación con Rusia; el lanzamiento sobre Afganistán de "la madre de todas las bombas", para acabar con unos enclaves en los que se escondían efectivos del Estado Islámico; o las advertencias a Corea del Norte sobre posibles represalias para frenar el desarrollo de su programa nuclear, pese al conflicto diplomático con China que conlleva, son tres ejemplos de la forma en que Trump pretende devolver a EEUU la primacía perdida en la política internacional.

No obstante, estas tres iniciativas suponen un grave riesgo para la seguridad mundial por cuanto han sido tomadas de manera unilateral y pueden acarrear consecuencias imprevisibles. Si quiere ganarse el apoyo de la comunidad internacional, Trump no puede actuar sin contar con la opinión de sus aliados en todo el mundo.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link .

Hot this week

Thailand: US-China Trade Truce Didn’t Solve Rare Earths Riddle

Nigeria: The Global Fallout of Trump’s Travel Bans

Australia: Australia Is Far from Its Own Zohran Mamdani Moment. Here’s Why

Cuba: The Middle East Is on Fire

Australia: Donald Trump Just Won the Fight To Remake America in 3 Big Ways

Topics

Turkey: Europe’s Quiet Surrender

Austria: Trump, the Bulldozer of NATO

     

Israel: In Washington, Netanyahu Must Prioritize Bringing Home Hostages before Iran

Ukraine: Why Washington Failed To End the Russian Ukrainian War

United Kingdom: Trump Is Angry with a World That Won’t Give Him Easy Deals

Nigeria: The Global Fallout of Trump’s Travel Bans

Australia: Donald Trump Just Won the Fight To Remake America in 3 Big Ways

Colombia: The Horsemen of the New Cold War

Related Articles

Turkey: Europe’s Quiet Surrender

Mexico: Traditional Terrorism vs the New Variety

Austria: Trump, the Bulldozer of NATO

Israel: In Washington, Netanyahu Must Prioritize Bringing Home Hostages before Iran

Ukraine: Why Washington Failed To End the Russian Ukrainian War