Trump, el heredero de Nixon
Richard Nixon y Donald Trump están unidos por un halo que difícilmente pasa desapercibido.
Cuenta Jan Martínez Ahrens, periodista, que la reedición en español del libro Todos los hombres del presidente de Carl Bernstein y Bob Woodward, sobre el escándalo Watergate, es un canto al periodismo que sugiere paralelismos, aunque también diferencias, entre el actual Presidente de EEUU y Nixon.
La historia transita por los mismos lugares, aunque Richard Nixon (1913-1994) y Donald Trump comienzan en lugares distintos. Richard, el abogado cuáquero, vivió desde joven en las entrañas de la política. Comenzó como congresista, luego senador, vicepresidente durante ocho años con Dwight Eisenhower, y perdió una contienda presidencial contra John F. Kennedy para luego ganarle otras dos a Hubert Humphrey y a George McGovern. La última, ya iniciado el escándalo conocido como Watergate.
Trump procede de otro planeta, al punto que algunos lo consideran lunático. Es un adorador de la fama, el dinero y el poder que jamás había enfrentado unas elecciones. Con Nixon quedó expuesta toda la podredumbre del aparato estatal, que los políticos supieron tapar con el impeachment; sin embargo todavía subsiste y enoja, y por ello Trump, quien representa el antisistema, logró vencer en las últimas elecciones. La Guerra Fría acabó, pero la tremebunda “guerra contra las drogas” iniciada por Nixon ha sido reflotada por Donald; en tanto que el mundo frenéticamente digital de hoy en día resulta incomprensible en 1972.
No obstante, Richard y Donald están unidos por un halo que difícilmente pasa desapercibido. Dice Oliver Stone que “Trump y Nixon se parecen en el odio que le tienen a la prensa”. Pero más que en eso se parecen en el olor a impeachment que sobrevuela Washington en caso de que el actual Mandatario enerve excesivamente al establishment.
El aroma nixoniano está presente y Trump tiene una especial capacidad de autodestrucción. En solo cinco meses de mandato ha conseguido ser uno de los presidentes más impopulares, con un rechazo récord en el exterior. Solo el 49% de los extranjeros encuestados por el Centro Pew tiene una opinión positiva de EEUU; cuando en 2015, con Obama, eran el 64%. Y la opinión negativa ha aumentado del 26% al 39%.
En algunos países la caída de la opinión positiva es bastante evidente: en Alemania, del 86% al 11%; en Francia, del 84% al 14%; en Reino Unido, del 79% al 22%; y en España, del 75% al 7%. Los encuestados definieron a Trump como arrogante (75%), intolerante (65%) y peligroso (62%). Pero la mala imagen del Presidente no ha teñido la imagen favorable que poseen los extranjeros de los estadounidenses: el 58% tiene una opinión positiva. Turquía, Jordania y Líbano son los únicos países encuestados donde la mayoría de sus ciudadanos expresa una opinión desfavorable. Ni el vecino Canadá está contento. Es la primera vez desde que el Pew Research Center les pregunta a los canadienses sobre su opinión de Estados Unidos que la valoración positiva cae por debajo del 50%. Solo el 43% de los encuestados tiene una percepción favorable.
Entretanto, la economía pareciera desmejorar. El FMI considera que la primera economía del mundo crecerá 2,1% en 2017, frente a un estimado del 2,3% presentado a principios de año, y lejos del objetivo del 3% del Gobierno. Aunque este organismo estatal internacional no es muy confiable, quizás tenga razón al retractar su informe de principios de año, debido a las “significativas incertidumbres” con respecto a acuerdos comerciales, inversiones e inmigrantes.
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