El llanero solitito
En el mundo de la percepción, algunos dirán que, en la Cumbre del G20, el Presidente de Estados Unidos se salió con la suya en materias comercial y de cambio climático. Otros, destacarán la fuerza y el ascenso de los liderazgos europeos, como los desplegados por la canciller alemana, Angela Merkel —anfitriona del encuentro, al que se dieron cita los representantes de los países más industrializados del orbe, así como los de las economías emergentes más connotadas—, y el del flamante presidente francés, Emmanuel Macron.
10 de Julio de 2017
Lo cierto es que el tema del cambio climático y la urgencia de poner en marcha, entre otras medidas, las acciones para reducir ambiciosamente las emisiones de gases de efecto invernadero, ocuparon un lugar preponderante.
Los hechos son claros. En esta ocasión, como algo no visto desde 1999, cuando surgió formalmente esta agrupación de los más poderosos, el G20 se transformó en un G19. Sí, porque de sus 20 integrantes, 18 naciones y la Unión Europea se aliaron y, sin miramientos, dejaron solo a Estados Unidos, en específico a Trump.
Se le aisló o, quizá valdría decir, se autoexilió, porque prevaleció su necedad de negar la ciencia del cambio climático, anteponiendo la defensa de los combustibles fósiles como instrumentos de riqueza y progreso que enarbola su doctrina del “America First”, así como la decisión de abandonar el más grande e histórico de los esfuerzos para luchar por el porvenir de la humanidad y dejar de seguir destruyendo el planeta: el Acuerdo de París.
En este sentido, Estados Unidos, en las eras Trump, de las posverdades y las redes sociales, ya dejó de guiar los esfuerzos mundiales en las luchas contra el cambio climático y por el cuidado de la casa común.
Para fortuna de algunos y enojo de otros, ese lugar ya lo ocupan verdaderos liderazgos. Por eso, es justo señalar el notorio actuar de la canciller alemana, porque si hay algo que sobresalió en esta cumbre fueron su honestidad, firmeza de posturas, claridad y mando.
No disfrazó el hecho de que las negociaciones fueron, como nunca, difíciles, porque “donde lamentablemente no hay consenso, hay que reflejar el disenso, no ocultarlo”. Tampoco maquilló su incomodidad con algunos personajes.
A pesar del propio Estados Unidos, el G19 firmó una declaración en la que quedó de manifiesto que el Acuerdo de París es irreversible, es decir, no está sujeto ni al capricho de alguien ni a negociación alguna, además, está dispuesto a ponerlo en marcha “lo más pronto posible”.
Se reitera el compromiso de ayuda de parte de las naciones más desarrolladas a las menos para obtener recursos tecnológicos y financieros con la finalidad de instrumentar las medidas de mitigación y adaptación en consonancia con los objetivos del acuerdo climático.
Con la clara idea de que no está de acuerdo con la postura de Washington, este G19 en materia climática le concedió un espacio a la administración Trump en la declaración final, no sin antes tomar “nota de la decisión de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París… del anuncio que cesará inmediatamente la implementación de su contribución a nivel nacional”.
Así, en el texto se lee: “(Estados Unidos) se esforzará por trabajar en estrecha colaboración con otros países para ayudarles a acceder y a utilizar los combustibles fósiles de manera más limpia y eficiente, así como desplegar las energías renovables y otras fuentes limpias”.
Esta concesión a EU no se le ve como un acto de magnanimidad. Es una clara estrategia de guerra: mantener al enemigo tranquilo, lo más cerca posible y vigilado.
Tan así, que el mismo Trump escribió en su cuenta de Twitter —con los escasos adjetivos que acostumbra utilizar y su grandilocuencia— que la Cumbre del G20 fue “un gran éxito para Estados Unidos. Expliqué que EU debe corregir los muchos tratos negativos que se han hecho. ¡Lo haremos!”.
En contraste, el presidente francés, Emmanuel Macron, en conferencia de prensa al término de su participación en el G20, anunció la celebración de una cumbre sobre el financiamiento para la lucha contra el cambio climático el próximo 12 de diciembre en Francia.
Esa fecha elegida es el día en el que justo se cumplen dos años de la aprobación del histórico acuerdo climático emanado de la COP21, realizada en la capital francesa y bajo el liderazgo de Christiana Figueres, como secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Y como ya es costumbre, Trump se divierte usando las redes sociales para denostar o, al estilo de algunos “influencers”, denotar su insaciable culto a la personalidad.
Así, el Presidente estadunidense posteó un tuit ayer por la mañana, acompañado de un video de casi dos minutos y como si se hubiera ido de vacaciones, resaltó los momentos que más lo representaron en el G20, junto con el lema: “MAKE AMERICA GREAT AGAIN!” (sí, así, con mayúsculas).
Lo cierto es que Trump se va quedando solitito.
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