Trump muestra su rostro más intransigente
Haciendo gala del estilo provocador que le hizo ganar la elecciones, Donald Trump no pierde oportunidad para congraciarse con el sector más derechista de su partido. Por un lado, en el mitin que dio ayer en Phoenix (Arizona) atacó duramente a los periodistas que lo tacharon de racista por sus declaraciones ambiguas tras los disturbios de Charlottesville, a la vez que insinuaba que indultárá al sheriff Joe Arpaio, con un escandaloso pasado racista, que acaba de ser condenado por desacato en un caso de arresto de inmigrantes.
Pero donde mostró su rostro más beligerante e intransigente fue en una de sus promesas estrella, la de la construcción del muro entre México y EEUU. Para presionar a los congresistas demócratas que se resisten a aprobar los presupuestos si incluyen una partida para la construcción del muro fronterizo, Trump les acusó de estar poniendo en peligro la seguridad del país y advirtió que lo hará “como sea”, porque “el pueblo americano votó por el control de la inmigración”.
Para tensar un poco más la situación, el presidente estadounidense amenazó con cerrar la administración federal por falta de presupuesto, lo que supondría el cierre de muchos de sus servicios y oficinas, como ya ocurrió parcialmente durante la presidencia de Obama, a causa también de una falta de acuerdo durante la negociación de los presupuestos.
Es de esperar que Trump no lleve adelante su amenaza, que pondría en peligro el pago de las pensiones o los sueldos de los funcionarios, por ejemplo, y posponga la construcción del muro, como hizo ya el pasado mes de abril para poder llegar a un acuerdo con los demócratas. Pero en cualquier caso su estilo de gobernar, entre bronco y amenazador, más propio de un ‘showman’ que de un hombre de Estado, no es el mejor para garantizar la estabilidad del país.
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