Nuevamente Trump demuestra su ignorancia
Cuando una nevada muy intensa, junto con vientos helados, azotó el fin del año pasado y los primeros días de enero al este de Estados Unidos, el presidente Trump se burló de quienes afirman que el calentamiento global es una realidad que afecta al planeta. En uno de los tuits enviados en esos días escribió que en el este, podría ser la víspera del Año Nuevo más frío que se ha registrado. Tal vez podríamos usar un poco de ese viejo calentamiento global que nuestro país, no otros, iba a pagar billones de dólares para combatir. Abríguense. El presidente de la Academia de Ciencias de California, Jon Foley, valoró con ironía las palabras de Trump: El cambio climático es muy real, incluso si hace frío al exterior de la Trump Tower en este momento. De la misma manera, sigue habiendo hambre en el mundo, aunque uno acabe de comer una Big Mac.
El presidente estadunidense sostiene que el concepto de calentamiento global es una creación de y para los chinos, con el fin de restar competitividad a la industria de nuestro vecino. Se ha opuesto siempre a la idea de que los humanos son responsables de dicho fenómeno y no cree que la comunidad internacional de naciones debe trabajar para reducir la contaminación. Estados Unidos es el segundo país que más lo hace en el mundo (el primero es China) y sus emisiones tienen un enorme impacto en el planeta.
En mayo del año pasado, Trump anunció el retiro de su país del Acuerdo de París, firmado por 195 jefes de Estado, con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En paralelo ha dictado leyes en favor de empresas dedicadas a la minería y la extracción de gas y petróleo, dejando sin la protección que tenían extensas zonas que formaban parte de parques naturales. A ello se suma el permiso para realizar la exploración y extracción de hidrocarburos en su zona marítima del Pacífico.
Y mientras Trump niega el calentamiento global, los científicos divulgan por diversos medios que las temperaturas de la superficie de la tierra se ubicaron el año pasado como las segundas más cálidas desde 1880: 1.1 grados centígrados por encima de la que había en la era preindustrial y pese a que no se presentó el fenómeno de El Niño. El más caluroso es 2016: 1.2 grados.
Para la Organización Meteorológica Mundial (OMM) es muy preocupante la tendencia al alza del calentamiento global. Diecisiete de los dieciocho años más calurosos de los que se tienen registro han sido durante este siglo, y el grado del calentamiento durante los pasados tres años es excepcional, aseguró su director, Petteri Taalas. Y agregó que el calor en el Ártico es notable y tendrá graves repercusiones y a largo plazo en el nivel del mar y los patrones climáticos en otros lugares del planeta.
Con la llegada hace un año de Trump a la presidencia, la investigación científica y quienes la realizan viven su peor momento. No solamente al ir a contracorriente de lo que sostienen los especialistas más reconocidos de su país en cuanto a los orígenes y efectos del cambio climático sino en su intentó de reducir los recursos para la investigación. En su propuesta de gasto público para este año, intento recortar en miles de millones de dólares lo destinado a investigación científica y tecnológica. Por ejemplo, para el Instituto Nacional de Salud y la Fundación Nacional de Ciencia, dos de los principales centros de investigación. Proponía reducir 18 mil millones de dólares a la investigación médica e infraestructura. Destacadamente, los estudios sobre enfermedades infecciosas, los efectos del cambio climático en la salud o cómo mejorar la eficiencia de las energías renovables. Pero el Congreso y el Senado no aprobaron dichos recortes, sin que ello quiera decir que Trump crea ahora que la investigación científica es una prioridad para su país. Lo es, en cambio, enviar astronáutas a la Luna, algo que ya planean China, Rusia, India y Japón. Y para ir a contracorriente del encargo que hizo el presidente Obama a la agencia espacial, la NASA: trabajar para que en los próximos 20 años se pueda llevar humanos a Marte. No sería el señor Trump uno de ellos.
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