America, a Country Where Shootings Are Routine

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Podríamos plantearlo como un acertijo. Es un país en el que cada año mueren unas 32.000 personas tiroteadas. Instintivamente, pensaríamos en alguna nación del tercer mundo. Pero esa cifra espeluznante corresponde a la primera potencia del globo, Estados Unidos. De ahí que, por trágica que haya sido la masacre en un colegio de Parkland (Florida), en la que ayer perdieron la vida al menos 17 personas, nada hace pensar que vaya a cambiar un ápice una legislación que protege el derecho absoluto a portar armas. De hecho, sólo en lo que llevamos de año ya ha habido 18 tiroteos en colegios de EEUU.

Ha habido intentos recientes por establecer limitaciones a la adquisición de armas. Y todos han caído en saco roto. Obama despidió su mandato admitiendo su frustración por no lograrlo. La Segunda Enmienda de la Constitución, propia de tiempos de western en que la violencia legítima no la ejercía el Estado sino el individuo, impide que ninguna ley estatal o local restrinja la capacidad de portar o poseer armas. Y así hoy en algunos estados un joven de 18 años puede adquirir rifles pero no comprar alcohol. Mientras la influencia del lobby armamentístico se mantenga tan fuerte y no crezca la concienciación social, las masacres seguirán siendo rutina.

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