Nuclear Breakup

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Trump ha acaparado nuevamente la atención de los medios con una determinación que pone en vilo al planeta. Primero arremetió contra el comercio mundial, luego se propuso sabotear la lucha contra el cambio climático, y ahora último ha desconocido un acuerdo que contenía la expansión de las armas nucleares en Oriente Medio, una región sacudida por la violencia fundamentalista.

En concreto, nos referimos a la determinación del Presidente norteamericano de abandonar el convenio alcanzado en julio de 2015 entre los países miembros del Consejo de Seguridad (EEUU, China, Francia, Reino Unido y Rusia) y Alemania con Irán. En aquel convenio la nación persa se comprometió a no producir uranio enriquecido durante los próximos 15 años (insumo necesario para el uso militar), a deshacerse del 98% del material nuclear que posee, eliminar dos tercios de las centrifugadoras que tenía instaladas, y a garantizar el acceso de sus instalaciones nucleares a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para que puedan corroborar la implementación de los términos pactados. A cambio de estas concesiones, las potencias mundiales se comprometieron a suspender gran parte de las sanciones internacionales y multilaterales que le fueron impuestas a Irán por su programa nuclear y que estaban ahogando sus finanzas.

De acuerdo con las potencias europeas, desde que este acuerdo entró en vigencia, en enero de 2016, Teherán se ha mantenido fiel a los términos acordados, abriendo de esta manera la oportunidad de avanzar en una nueva dirección en favor de la paz en Medio Oriente. Sin embargo, el martes pasado, el nuevo inquilino de la Casa Blanca decidió abandonar unilateralmente este convenio, con el argumento de que era un “pésimo acuerdo”, ya que permitía al régimen iraní (al que catalogó de “patrocinador del terrorismo”) conseguir armas nucleares incluso si cumple con todo lo pactado.

Como era de esperar, tal determinación fue condenada por la comunidad internacional, particularmente por los mandatarios de los otros países signatarios, quienes, como la canciller alemana (Angela Merkel), resaltaron la importancia de “evitar más fugas” y asegurarse de que el acuerdo se mantenga en pie. Lo que constituye un claro desafío a Trump, quien amenazó con sanciones a las empresas de cualquier país que mantengan alguna relación con Irán, además de retomar las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el país árabe antes del acuerdo. En suma, se trata de un nuevo exabrupto que pone nuevamente en entredicho la validez de Estados Unidos como signatario de tratados internacionales (como ya antes lo hizo con su salida unilateral del acuerdo de París contra el cambio climático), y a la vez amenaza con echar por la borda años de esfuerzo en procura de ahuyentar la amenaza nuclear en una de las zonas más inestables y conflictivas del planeta.

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