A Cake, Religion, and Discrimination Divide the Country

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Todo comenzó en 2012 cuando Charlie Craig y David Mullins entraron a una panadería de lujo en Lakewood, Colorado, para ordenar su pastel de bodas. Jack Phillips, el chef panadero y propietario del lugar les dijo que podían comprar panecillos de los que ya estaban hechos y se venden diario, o podía hacerles un pastel de cumpleaños u otra celebración, pero confeccionarles un pastel especial para el día de su matrimonio, ¡eso no! Sus creencias religiosas cristianas no le permitían dar ese servicio a clientes homosexuales.

La comisión estatal de Derechos Civiles multó al panadero, quien tampoco prepara pasteles para fiestas de Halloween o para celebrar un divorcio y lo acusó de violar los derechos civiles de la pareja. El caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia, que este lunes, por votación de 7-2, decidió que las autoridades de Colorado violaron el derecho de libre expresión que tiene el panadero y que está garantizado por la Constitución.

El caso ha dividido al país. Hay quienes piensan que los derechos pisoteados son los de lesbianas y gays, mientras otros consideran que cada persona es libre de escoger y practicar a su modo la religión que mejor le parezca. El consenso general es que en cuanto a homosexuales es ésta la decisión más importante del máximo tribunal jurídico del país, después de que hace tres años, el 26 de junio de 2015, la Suprema Corte votó a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo.

En el centro del actual debate está la discusión de si un pastel es un servicio o una obra de arte que requiere inspiración e involucra emoción y sentimientos. Y si en realidad es una plataforma para expresarse. La pareja salió de la panadería, que por cierto se llama Masterpiece u Obra Maestra, sin haber discutido ni la decoración ni el mensaje que querían sobre el betún. Para algunos simplemente se les negó el servicio por ser una pareja del mismo sexo.

El problema para otros es que no se trata sólo de un pastel. Todos tienen el derecho de celebrar su amor sin discriminación. Sin embargo, actualmente otros servicios, de los tradicionales en las bodas, están siendo negados a las parejas homosexuales en nombre de la religión: En el estado de Washington está el caso de una florería que se niega a hacerles los arreglos florales; en Nuevo México un fotógrafo declinó sus servicios por esa misma razón. En Indiana, una pizzería anunció que no da servicio a enlaces de ese tipo.

Para algunos expertos no fue que los magistrados —con excepción de las dos juezas más liberales, Ruth Bader Ginsburg y la puertorriqueña Sonia Sotomayor que votaron en contra— hayan dado permiso para discriminar en contra de los homosexuales con base en la religión, sino que dejó claro que si el negociante es cristiano o judío o musulmán o hindú, puede manejar su establecimiento guiado por sus creencias.

Sin embargo, grupos activistas y defensores de la comunidad gay y de sus derechos, insisten en que la decisión de la Corte sobre el panadero es en contra de los homosexuales y deja abierta la puerta para que se les siga considerando ciudadanos de segunda clase en muchos aspectos de la vida diaria.

Después de todo, en 28 de los 50 estados de la Unión todavía se les puede legalmente negar que renten o compren una casa y en sitios como Oklahoma a las parejas gay o lesbianas se les niega en muchos casos la opción de adoptar un niño. Esto a pesar de que participan activamente en la vida cívica del país, trabajan y pagan impuestos como todos.

Se estima que cuatro de cada diez estadunidenses está de acuerdo en que se pueden negar servicios para una boda homosexual con base en las creencias religiosas del comerciante. De ellos el 67 por ciento son republicanos y un 65 por ciento son personas blancas evangélicas. Mientras, según otra reciente encuesta, el 53 por ciento de la población está en contra.

El presidente Donald Trump no ha expresado su opinión sobre el tema. Sin embargo, su procurador de Justicia, Jeff Sessions, aplaudió la decisión de la Suprema Corte y dijo que mostró tolerancia y respeto hacia las creencias religiosas. Sin embargo, un grupo de 500 líderes cristianos emitió un comunicado dejando claro que la libertad religiosa jamás debe ser usada como justificación para discriminar. El caso es que el pastel y todo lo que involucró, tienen dividido al país.

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