Inhumanity toward Immigrants Is ‘Political Negotiation’

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Inhumanidad con migrantes, “negociación política”

Académicos cuestionan las formas exacerbadas de la administración Trump

El caso Trump demuestra la vigencia del viejo axioma de que, en política, forma es fondo. Su maltrato verbal y deshumanizado a la migración mexicana y latina lleva a otro plano la política clásica de Estados Unidos contra los indocumentados, sostuvieron investigadores de la UdeG.

El propósito del presidente estadounidense es presionar al Congreso de su país para obtener recursos y construir el muro, así como al gobierno mexicano para que ceda en sus pretensiones de renegociar favorablemente el Tratado de Libre Comercio.

Eso consideran especialistas en migración del Centro Universitario de Los Valles.

Aunque Barack Obama, predecesor de Trump, mantiene el récord de “deportador en jefe” con 2.9 millones de mexicanos expulsados en sus ocho años de administración, Donald Trump cambió las formas “de manera que la xenofobia verbal pasó a los hechos de una forma cruel (…) Yo lo veo como una manera de presionar al congreso estadounidense, para que aprueben su política y le den el dinero que requiere. Y el dirá: no me quieres dar para construir el muro, pus hago esto (separar niños de sus familias). Es una presión al Senado, es una presión también al Gobierno mexicano y también a presión tiene que ver con el Tratado de Libre Comercio Aquí está en juego también”, dijo Angélica Navarro Ochoa, coordinadora de la Maestría en Estudios Socioterritoriales.

Por su parte, Enrique Martínez Curiel, añadió que los migrantes son los chivos expiatorios de un sector de la sociedad norteamericana, el más resentido con la globalización.

“Pero hay un voto blanco rural de un estrato social más bajo, que se vieron atraídos en la figura de Donald Trump y lo hicieron ganar Y estos blancos son los que están respondiendo y cuando el jefe máximo les dice, vamos a poner el muro, ellos son felices, creyendo en que entonces se va a parar la inmigración mexicana que los infeste”, destacó.

Así, las deportaciones masivas no son un fenómeno nuevo. Han existido por décadas, pero hoy adquieren formas progresivamente intimidatorias. “Primero los echaban a la frontera, luego les tomaban huellas y fotografías para intimidar. Ahora separan a las familias y a los niños los encierran. Esto no es no es nuevo, en cuanto a las prácticas, lo que es nuevo es este desprecio y cómo se trata al inmigrante dígase latino, mexicano o centroamericano”

Los académicos cuestionan la falta de ” programas efectivos” para apoyar a los repatriados y ofrecerles oportunidades. Estudiantes de la maestría en Estudios socioterritoriales han documentado el costo humano.

“Niños de padres deportados, en Ameca, según la tesis de maestría de Magdalena Luna, al ser integrados a las escuelas mexicanas fueron tratados como cualquier otro niño. Sus problemáticas fueron ignoradas. Sus problemas de adaptación al toparse a un modelo que enseñaba con un modelo diferente y no entendían, venían hablando inglés y no comprendían. La escuela no hizo nada. Solo sus compañeritos los apoyaron”, refirió el investigador.

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