Al presidente de EEUU le está saliendo rentable su estrategia de propaganda y agitación. Según una encuesta de The Wall Street Journal y la NBC, su popularidad es del 45%, un punto más que en junio. Es una cifra altísima a estas alturas de su mandato. Y contrasta con la erosión de su imagen en el concierto internacional y con la sucesión de escándalos que le rodean, desde el Rusiagate hasta las invectivas lanzadas por él mismo a la Inteligencia estadounidense en su última rueda de prensa con Putin. Trump ha hecho de la demagogia y la manipulación una forma de supervivencia en la política. De momento, parece que le sale a cuenta entre el electorado aunque a costa de falsear la realidad, derribar consensos y arruinar el prestigio de su cargo.
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