Stephen Miller, Trump’s Cruelest Adviser

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Miller, el más diabólico asesor de Trump

Durante los veinte meses que lleva Donald Trump en el poder, políticas y decisiones controversiales han abundado, pero ninguna ha traído tanta vergüenza a este país como la prohibición para que viajen a Estados Unidos ciudadanos de varios países musulmanes, pero sobre todo ninguna ha causado tanta indignación, tanto dolor y tantas reacciones en contra, como la de separar a los niños de sus padres en la frontera con México.

Es difícil imaginar que existe alguien que no se ha enfurecido y conmovido con las imágenes de menores llorando desesperados por sus progenitores. Se estima que dos mil 300 niños fueron separados de sus padres, en ocasiones diciéndoles que iban a tomar un baño, del que jamás regresaron. Algunos siguen detenidos y lejos de sus papás.

Hasta antes de Trump, familias que intentaban entrar al país sin documentos eran enviadas de regreso o se les dejaba libres en espera de un proceso legal para su deportación. La separación de familias en la escala que hemos visto ahora, no tiene precedentes. Hay muchos a quienes culpar, empezando por el mandatario, seguido por la secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, a la que la Casa Blanca mandó a dar la cara, pero el autor intelectual, el cerebro detrás de esta horrible acción es Stephen Miller, el asesor presidencial de 32 años de edad, considerado como el más antiinmigrante del gobierno.

Miller admite que la separación de familias tenía un claro mensaje: la cero tolerancia para quien venga sin visa. Se pretendía frenar la inmigración y castigar a todo aquel que viole las leyes migratorias. Lo que nunca se ha sabido es porqué decidieron castigar a los menores por las acciones de los padres. Algunos de estos niños han quedado con traumas de por vida.

Originario de California, Miller ha sido parte del equipo de Trump desde la campaña, cuando aparecía antes que él abriendo los mítines con discursos ultraderechistas que entusiasmaban a la multitud. Fue Miller precisamente el de la idea de que el presidente se deshiciera del director del FBI, James Comey, por querer ser independiente en su trabajo y no obedecer a los deseos del Ejecutivo. Y ha sido Miller el autor de los discursos más polémicos y divisorios pronunciados por el mandatario, tal como el que recitó en su toma de posesión.

Miller nació en el seno de una familia judía de California y creció en Santa Mónica, la ciudad costera considerada bastión liberal. Sus antepasados emigraron a Estados Unidos huyendo de la persecución y la pobreza en lo que era el Imperio Ruso. Se cree que fue cuando adolescente, que asistía a una secundaria donde el 30 por ciento de los estudiantes eran latinos, 12 por ciento negros y 5 por ciento asiáticos, que empezó a odiar a las personas de razas no blancas y se hizo fanático seguidor de Wayne LaPierre, el legendario director de la poderosa Asociación Nacional del Rifle que tanto ha influido en que no exista un control de armas en esta nación.

Sus amigos de ese entonces recuerdan cómo se alejó de muchos sólo porque eran hispanos y nadie de ellos olvida una ocasión en que tomó el micrófono en una asamblea para pedir que ningún estudiante blanco recogiera su propia basura “porque para eso estaban los conserjes”, casi todos, inmigrantes latinos.

Ya en la Universidad de Duke, escribió varios artículos quejándose de la diversidad en la facultad y criticado la celebración de la Navidad, pero sobre todo escribió en contra de los inmigrantes. Ya graduado, gracias a su pensamiento político ultraconservador, obtuvo un empleo en Washington con la legisladora republicana ¬Michele ¬Bachmann y posteriormente con el entonces senador Jeff Sessions, hoy procurador general y otro gran opositor de los inmigrantes y refugiados.

En otra Casa Blanca, con otro presidente, alguien como Miller jamás hubiera sido parte del círculo cercano al mandamás y de serlo, ya lo hubieran despedido al provocar crisis como la que se está viviendo en la frontera, donde se exhibe actualmente la crueldad, incompetencia y prejuicios que existen aquí. Pero, ¿cómo es que este joven sin experiencia en política o burocracia se convirtió de repente en un funcionario de primer nivel? Su importancia y alto opuesto habla mucho y muy mal, del caos que impera en la administración Trump, donde alguien que piensa más, aunque sean pensamientos nefastos, es quien manda. Ahora sí que en tierra de ciegos, el tuerto es rey.

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