Respiro demócrata
Tras las elecciones en EEUU, Trump ya no controlará la Cámara de Representantes
Las elecciones legislativas parciales celebradas el martes en Estados Unidos han dado como resultado que, por primera vez desde que Donald Trump accedió a la Casa Blanca en enero de 2017, el Partido Republicano no tendrá mayoría en la Cámara de Representantes. La Cámara baja podrá ejercer un importante papel de contrapoder al presidente, que se verá obligado a negociar numerosas e importantes iniciativas legales con los demócratas.
Pero no se trata de una derrota completa de Trump. Los republicanos seguirán controlando el Senado y, además, la Constitución de EE UU confiere al presidente una gama de poderes que le otorgan un amplio margen para sortear en numerosas ocasiones, al menos temporalmente, al Congreso. En cualquier caso, esta oposición Cámara/Casa Blanca es una situación históricamente habitual en las presidencias de EE UU a la que ahora tendrá que acostumbrarse Trump.
La buena noticia es que el discurso populista basado en agitar el fantasma de la inmigración no ha sido determinante en el resultado. Trump trufó la recta final de la campaña de anuncios apocalípticos sobre la caravana de migrantes que se dirige hacia EE UU desde Centroamérica —la ha calificado de intento de invasión del territorio nacional— y de amenazas contra los caminantes. Todavía es muy pronto para asegurar si este recurso demagógico se ha agotado, pero lo cierto es que algunas de las personas elegidas representan en sí mismas todo lo contrario de las banderas que Trump ha sostenido durante la campaña. La diversidad social, racial y sexual de las candidaturas demócratas que han obtenido representación romperán el espejismo proyectado repetidamente por Trump y sus seguidores de una identidad estadounidense homogénea.
Sin embargo, las elecciones consolidan también la existencia de una fractura espacial entre quienes viven en distritos rurales frente a los habitantes de las grandes ciudades, una división que sigue siendo terreno de juego favorable a una retórica demagógica y del resentimiento. El Partido Demócrata tendrá que aprovechar la oleada de ilusión transmitida por sus candidatos para instaurar un nuevo mensaje de unión donde las instituciones queden por encima de los intereses partidistas.
En esa línea ya se ha pronunciado acertadamente Nancy Pelosi, la líder de la, desde ayer, mayoría demócrata en el Congreso, quien ha subrayado que el objetivo de sus correligionarios es rescatar “los valores de los padres fundadores”. Es decir, el recordatorio de que la democracia más poderosa del mundo ha alcanzado ese estatus gracias, entre otras cosas, a una secular política de acogida, integración y respeto a la diversidad. Exactamente los valores contra los que advierte Trump.
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