Trump and the Arms Industry

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Trump y la industria armamentista

Los choques entre Trump, Macron y Merkel ya son indisimulables. Se acabo la cortesía y de las manifestaciones políticas groseras entre los mandatarios (especialmente del verborrágico Presidente Estadounidense) se pasó a los hechos políticos que parecen trascendentes.

EEUU acaba de aprobar el presupuesto más grande de su historia para gastos militares. 716 mil millones de dólares -14 veces el PBI uruguayo- destinados a las fuerzas armadas y la seguridad nacional y mundial. Un importe impactante que alimenta la propia industria armamentista estadounidense, la platita vuelve a casa.

Trump brama y blasfema hace tiempo. Está cansado de “bancar” los gastos militares en el mundo y que Europa se haga la distraída, aportando en la “seguridad” del planeta importes muy menores.

La OTAN -un organismo creado en el marco de la guerra fría, para contrarrestar el poder de la URSS de ese entonces- vive y lucha; a pesar que cayó el muro de Berlin, la URSS implocionó y la propia guerra fría es parte de las películas de James Bond y lo estudiamos en los textos más recientes de la historia moderna.

EEUU aporta a la OTAN unos 616 mil millones de dólares de un total presupuestario de 915 mil millones. Paga el 67% de esos gastos y exige que Europa “se haga cargo” de un porcentaje mucho mayor.

Todo se mezcla con la guerra comercial. Trump no anda con chiquitas si de dinero se trata. Los aranceles al acero y al aluminio y las trabas al ingreso de productos de Europa a EEUU son parte de la estrategia y resultan en un combo que se sabe donde empieza pero se ignora donde se termina.

Merkel y Macron (los dos referentes y voceros más influyentes de Europa) han respondido que Europa necesita un ejército propio y a su vez que EEUU, China y Rusia no dan garantías de paz para el viejo continente. Un ataque directo a la OTAN, que hasta ahora se ha encargado de las cuestiones bélicas en el mundo.

Macron ha ido más allá y ha sido más explícito. No vamos a aumentar el porcentaje de gastos militares a la OTAN que terminan alimentando la industria armamentista estadounidense. En otras palabras, si tenemos que alimentar nuestra propia industria no la de EEUU.

Mientras tanto en el Uruguay discutimos acaloradamente sobre el ingreso de algunos efectivos militares extranjeros para garantizar una cumbre del G20 por un lapso de 8 días. En fin, será una cuestión de dimensiones.

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