Debe existir un discurso alternativo al miedo, el odio y la xenofobia
Contra Donald Trump solo cabe una vía: que la alternativa sea mejor. Dirán: eso es fácil. El problema son los números. El presidente mantiene su base de apoyo en los Estados clave. Más allá de lo que diga el informe del fiscal especial, Robert Mueller, sobre la pista rusa, la financiación y una posible obstrucción a la justicia, dependerá de los republicanos. Si optan por dejarlo caer o si lo sostienen sea cual sea el coste.
Los demócratas, como sucede a las izquierdas en Europa, tienden a culpar al otro de sus errores. Quizá el camino sea generar un relato con candidatos ilusionantes capaces de movilizar a un electorado harto de que le estafen. Es lo que hizo Barack Obama. Debe existir un discurso alternativo al miedo, el odio y la xenofobia. Se demostró en noviembre, en las llamadas midterm: jóvenes candidatos, la mayoría mujeres latinas, y con un discurso socialdemócrata (es decir, muy de izquierdas para Estados Unidos) lograron escaños en el Congreso.
Falta un año y un mes para el inicio de las primarias (caucus de Iowa, 3 de febrero de 2020). Será tiempo de debates, escándalos y elecciones Estado por Estado de los que deberán surgir los candidatos de cada partido. Si el fiscal Mueller no lo remedia, Trump será el de los republicanos aunque deba someterse a algún tipo de oposición interna. ¿Mitt Romney? La clave estará en los demócratas. ¿Qué candidato/a sería el más adecuado para derrotar al presidente? ¿Hombre o mujer? ¿Centrista o socialdemócrata?
Existen tres opciones. Una está en el ala izquierda del partido, reforzada con la llegada al Congreso de activistas como Alexandria Ocasio-Cortez, en la que destacan los senadores Bernie Sanders (77 años), aún en la brecha, y Elisabeth Warren, que ya ha anunciado que se postulará. Otra, tirar de pesos pesados: el exvicepresidente Joe Biden o el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg. La tercera: encontrar alguien nuevo, limpio, capaz de movilizar al electorado cruzando las líneas partidarias.
Destacan la senadora por California Kamala Harris, que tuvo mucho protagonismo en las audiencias del juez Brett Kavanaugh, y Beto O’Rourke, que estuvo muy cerca de arrebatarle el escaño al senador Ted Cruz en la muy republicana Texas.
Beto, como le llaman, movilizó una enorme cantidad de dinero y fue capaz de convocar a grandes masas. Parece Bob Kennedy, que siempre es una ventaja. Desde el sector de Sanders —la división de la izquierda no es solo en España—, ya disparan contra él.
En noviembre aprendimos dos cosas: el voto suburbano, hasta ahora prorrepublicano, ha empezado a cambiar gracias a las mujeres blancas, y que es necesario movilizar a hispanos y afroamericanos, Sin ellos, Trump seguirá hasta 2024. ¡Four more years! ¿Se imaginan?
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