New Congress

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Nuevo Congreso

La mayoría demócrata en la Cámara se hará sentir en el mandato de Trump

La puesta en marcha del nuevo Congreso de Estados Unidos, emanado de las elecciones parciales del pasado noviembre, permite albergar fundadas esperanzas de que Donald Trump se va a encontrar con serias dificultades para ahondar en la senda aislacionista, xenófoba y de recorte de derechos que ha marcado la primera mitad de su presidencia.

La oposición demócrata tiene mayoría en la Cámara de Representantes con 235 escaños por 200 del Partido Republicano. Por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca, Trump va a encontrarse con un bloque organizado con poder real —y además ampliamente respaldado y legitimado por las urnas— que tiene una concepción radicalmente diferente de lo que debe ser EE UU tanto dentro como fuera de sus fronteras y que está dispuesto a no poner nada fácil la pretensión de Trump de ser reelegido presidente dentro de dos años. Se trata de una situación inédita para un mandatario acostumbrado a que nadie le lleve la contraria y que ha hecho de la gestión caótica y autoritaria —incluso en su círculo de colaboradores— una de sus marcas personales.

Para Trump, seguir el manual es de burócratas, pero la nueva mayoría en la Cámara parece dispuesta a mostrarle lo equivocado que está: seguir el manual es propio de democracias. Una de las medidas de mayor calado político que preparan los legisladores tiene como objetivo blindar de interferencias políticas la investigación que el fiscal especial Robert Mueller realiza por la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 en las que resultó elegido el propio Trump. Es decir, se trata de garantizar la independencia del Poder Judicial en un asunto que se cierne como una espada de Damocles sobre la misma presidencia del millonario neoyorquino porque podría abrir la puerta a un proceso de destitución. Haciendo gala de una prudencia que contrasta con la impulsividad de Trump, la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se ha mostrado partidaria de esperar primero a ver qué dice el informe del fiscal especial para después decidir qué medidas es preciso tomar. De manual.

Aunque el aspecto formal no sea lo más importante, lo visto en las últimas horas en el Capitolio también tiene un importante significado. El nuevo Congreso es el más diverso en composición étnica y religiosa y con mayor presencia femenina en los más de 200 años de historia de la institución. Una imagen que contrasta radicalmente con la actual Administración estadounidense. Pelosi, de 78 años, preside la Cámara, lo que la convierte en la mujer más poderosa en la actual política del país.

Tanto durante su campaña electoral como durante estos dos años de presidencia, Donald Trump ha despreciado reiteradamente a la clase política estadounidense, y una de las justificaciones utilizadas es que él contaba con el respaldo de los electores. Pero ahora quienes se sientan en la Cámara de Representantes tienen ese mismo respaldo, logrado en numerosos casos contra candidatos apoyados explícitamente por el propio Trump. El nuevo Congreso también representa la voluntad popular de EE UU y Trump ya no podrá escudarse en ella para justificar sin más sus decisiones.

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