The Democratic Reinvention

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Es paradójico que en el peor momento del partido republicano estadounidense -a costa de la debacle que significa Donald Trump como vocero de sus ideales- la otra esquina del espectro político de la potencia, la liberal, aún no pueda consolidar una oposición convincente. Los demócratas lucen perdidos y les ha costado iniciar su reconstrucción, nostálgicos aún de un triunfo con Hillary Clinton que no pudo ser.

Lo inesperado de la derrota de noviembre de 2016 y la evidente desconexión con buena parte de la ciudadanía estadounidense obligaba al cambio de los liderazgos. Aunque aún hoy se escuchan voces que piden a Joe Biden, vicepresidente de Obama, tomar las banderas del partido o incluso se habla de un nuevo intento de Hillary; los verdaderos aires de renovación parecen venir desde las sillas del Congreso.

Justo ahora, la recuperación de la Cámara por parte de la oposición parece ser el primer paso para la transformación liberal con miras a las presidenciales del 2020. Lo interesante y esperanzador es que las principales figuras de este éxito en las votaciones legislativas son mujeres y abiertamente progresistas. Sin ambigüedades se instalan en las antípodas del machismo conservador y racista de Trump y le hablan a un nuevo público que puede arrebatarle la reelección al millonario en las urnas.

Quizá la figura más notable de esta nueva ola sea la representante Alexandria Ocasio-Cortez, una joven de 29 años y ascendencia puertorriqueña. En los últimos meses, y más aún desde su posesión hace dos semanas, se ha establecido como una cara fresca para la renovación demócrata.

No será ella, por supuesto, quien lidere la oposición, pero sí marca una tendencia en un país que, agotado por el discurso de los que llevan las riendas del Salón Oval, puede verse atraído por nuevos enfoques más escorados al centro o a la izquierda moderada.

El mal rumbo de la actual presidencia delinea una enorme posibilidad para que el progresismo se haga cargo del partido demócrata. Un revolcón con todas las letras. Algo similar a lo que pretendió hacer el Obama candidato que no pudo hacer el Obama presidente. Una reivindicación de lo social. Lo que resulta evidente es que los jóvenes no podrán hacer el cambio solos y necesitan un vínculo con los viejos liderazgos. La pregunta es quién, hoy, puede ser la figura de transición que no asoma por ningún lado.

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