Trump y Johnson: tiempos interesantes
El Presidente de EU enfrenta la posibilidad de un juicio constitucional y el premier inglés sufrió otro revés
Estaba escrito.
Los dos principales “disruptores” de la política mundial, el presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro británico, Boris Johnson, empiezan a cosechar los frutos de su labor: escándalos y descrédito.
Es cierto que ambos están en el poder y que tienen detrás de si a grupos enamorados de lo que representan, un nacionalismo egocéntrico, aislacionista con ribetes imperiales y hasta racistas. Pero también que los dos empiezan a encarar las consecuencias de sus excesos: Trump enfrenta ahora la posibilidad de un juicio constitucional luego de que se revelara su presunta “sugerencia” para que el gobierno de Ucrania investigara posibles hechos cuestionables de Hunter Biden, el hijo de Joseph Biden, el exvicepresidente y ahora aspirante a la candidatura presidencial demócrata, a cambio de desbloquear 400 millones de dólares en ayuda militar.
El tema pareció galvanizar al partido opositor, que es mayoría en la Cámara baja, al grado que hasta algunos legisladores procedentes de distritos que Trump ganó en las elecciones de 2016 se manifestaron en favor de ir adelante con lo que es esencialmente una medida inútil mientras no tenga apoyo republicano. Pero ahora es una lucha por su vida política y su legado, cualesquiera que sea.
Johnson, por su parte, fue literalmente desautorizado por la Suprema Corte británica, que en un fallo emitido el martes descartó la legalidad de la suspensión de labores del Parlamento dada por Johnson para tratar de anular posibilidades de que sus adversarios obstaculizaran la salida británica de la Unión Europea, el 31 de octubre, sin un acuerdo de los temas más urgentes.
Johnson parece seguir el mismo camino de tormento que hizo pasar por casi tres años a su predecesora, la también conservadora Theresa May, con el agregado de que aquella nunca fue acusada de mentirle a la reina Isabel II.
Entre las muchas similitudes entre ambos destaca una: ninguno de los dos fue electo con algo más concreto que promesas de restaurar grandezas pasadas.
Con todo, el actual calculo político es que mientras Trump mantenga el apoyo de su partido sobrevivirá sin problemas un intento demócrata de someterlo a juicio político de impugnación (impeachment), y que Johnson pese a todo puede muy bien ser reelecto y acabar por conducir la salida británica de la UE, por más que eso pueda llevar a problemas económicos y hasta posibilidades de un nuevo referendo independentista en Escocia.
Ambos parecen regocijarse y aún prosperar en la polémica, pero eso no los hace gobernantes más eficaces ni líderes políticos unificadores.
Pero también está claro que los dos presiden gobiernos de partido en sociedades profundamente polarizadas y enfrentan una oposición tan politizada como sus propios seguidores.
Y por tanto, sus países deben prepararse, como advierte la maldición china, para “tiempos interesantes”.
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