Aunque la mayoría republicana en el Senado supone un dique para tumbar el impechmeant, Trump ofrece síntomas de nerviosismo a raíz del juicio político iniciado en la Cámara de Representantes. De otra forma no pueden interpretarse los comentarios insultantes vertido en Twitter por Trump hacia Marie Yovanovitch -ex embajadora en Ucrania- mientras ésta declaraba ante el comité que investiga la presunta coacción de Trump al Gobierno de Ucrania para que investigara a la familia de Joe Biden. Que el presidente de EEUU ataque a una diplomática de carrera con una sólida hoja de servicios hasta el extremo de hacerle responsable de las catástrofes acaecidas en algunos de los países en los que ejerció demuestra su falta de respeto a los procedimientos y su inquietud por el alcance de la investigación.
Pese a la intimidación a golpe de tuit, Yovanovitch confesó haberse sentido amenazada cuando la Casa Blanca publicó el resumen de la segunda conversación con el presidente ucraniano Zelensky, en la que Trump dijo que a la diplomática “le van a pasar algunas cosas”. A ello se suma el testimonio de dos ex diplomáticos que acusaron al mandatario de EEUU de crear una diplomacia paralela -formada por miembros de su Gabinete, ex altos cargos y, al menos, una persona sin ningún cargo público- orientada a ser reelegido. A un año para las elecciones presidenciales de 2020, el Ucraniagate acorrala a Trump. Las pruebas de delito empiezan a acumularse.
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