A Republican in the Democratic Realm

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Elisabeth Warren sostiene que Michael Bloomberg se presenta a la presidencia de EE UU por el partido equivocado, que el suyo es el republicano. No es una boutadede una rival por la nominación que ha perdido fuelle desde octubre. Bloomberg fue miembro del Partido Republicano entre 2001 y 2007 y apoyó la elección de George W. Bush. Es un liberal económico (los mercados mandan) y un conservador en política exterior: pro Israel y pro Arabia Saudí, apoyó la invasión de Irak. Lo que parece una debilidad podría resultar un punto fuerte frente a Donald Trump: un candidato capaz de atraer votos moderados de las dos orillas. Su logo de campaña incluye los colores de ambos partidos, rojo y azul. Antes tendrá que vencer en las primarias demócratas. Tiene dinero a espuertas, algo esencial en una campaña tan larga, pero necesita también los votos.

Joseph Biden, el hombre del aparato demócrata, el mismo que apoyó a Hilary Clinton frente a Bernie Sanders, está políticamente muerto. Iowa y New Hampshire lo pueden certificar. No es el tipo llamado a entusiasmar a las masas. Se trata del típico producto de Washington, una presa fácil para un fajador en el barro como Trump. Los candidatos demócratas más a la izquierda (el PSOE del Sánchez actual) lideran las encuestas. En ese segmento, Sanders empieza a superar a Warren. Es el efecto de contar con el apoyo de Alexandria Ocasio-Cortez.

Barack Obama, otro centrista, dice que el país no está preparado para una agenda tan socialdemócrata, que la clave es ir con cautela, no asustar al votante medio. Entre los candidatos moderados ha pinchado Beto O’Rourke, la esperanza de muchos, y Kamala Harris no despega. Queda en liza, y cada vez mejor situado, el sorprendente Pete Buttigieg, veterano de Afganistán, homosexual y joven. Tiene 37 años, 40 menos que Bloomberg; también es menos conservador. Puede ser la gran sorpresa en el arranque de las primarias en Iowa y New Hampshire. Tiene el prestigio de quien ha servido a su país en una guerra.

¿Qué perfil y qué programa pueden derrotar a Trump? Los analistas están con Obama: los demócratas necesitan un centrista con sensibilidad social. Falta una eternidad, pero empiezan a definirse las líneas maestras. La batalla se librará en 12 Estados. Buttigieg es de Indiana (Bloomberg de Nueva York); tiene más posibilidades de conectar con la América real. Su único problema en el conservador Medio Oeste es su homosexualidad, un asunto menor comparado con Trump. El proceso de impeachment puede servir para llevar hasta el votante medio la radiografía exacta de la Casa Blanca. La bandera ya no es el Yes, we can, sino la de Salvemos al soldado Ryan. Ese soldado somos nosotros. Solo hace falta alguien, hombre o mujer, con credibilidad y coraje para retomar la bandera de la verdad por encima de las proclamas y las mentiras. Está en juego la democracia misma.

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