Parece que tiene razón quien sentenció que nada pasa por azar y que los sucesos político-sociológicos, siempre tienen una explicación, y los extremos suelen tocarse. Tomando esta sentencia como válida, abordaré varios aspectos que seguramente están concatenados, pero que aún no sabemos cuál será su desenlace final. Por ejemplo, el asesinato del iraquí Qasem Soleimani, y la amenaza de Donald Trump de declarar a los cárteles mexicanos de la droga como terroristas.
Inició con una extraña noticia que conmovió al país. Era el 17 de octubre del 2019, y en redes sociales empezó a circular la versión de que había un fuerte enfrentamiento entre miembros del Ejército y la Guardia Nacional contra integrantes del Cártel de Sinaloa.
Todo empezó porque el gobierno federal quería capturar a Ovidio Guzmán uno de los hijos de El Chapo Guzmán, después nos enteramos que era debido a que los Estados Unidos habían solicitado su deportación. Los encargados de la operación no pudieron hacerlo. Habían quedado mal con el gobierno norteamericano.
Quince días después otro escándalo sepultó al anterior. Sin que hasta el momento exista un móvil por el crimen, en los límites de Chihuahua y Sonora, asesinaron a familias menonitas, y éstas solicitaron la intervención de los EU y para ello demandaron que declararan terroristas a los cárteles de las drogas mexicanas, quienes han realizado hechos atroces que bien merecen ese calificativo.
A partir de ese momento el presidente estadunidense Donald Trump, amagó con nombrar terroristas a los integrantes de los cárteles mexicanos y nos informó que tiene 90 días revisando el tema con su equipo de confianza. Al final Trump decidió aplazar la discusión, pero dejó claro que es evidente que el gobierno mexicano no puede con el problema y le ofreció ayuda sin dejar de amenazar con que pronto la necesitarán.
No sabemos por qué el gobierno de EU dejó de presionar coyunturalmente. Menos de un mes después, el embajador de EU en México anunció la visita del fiscal general estadunidense William Barr, quien negoció con las máximas autoridades mexicanas encargadas del tema de seguridad. Sólo conocemos un documento formal que no dice, seguramente, lo que realmente se negoció.
Cinco días después de la visita del fiscal norteamericano a nuestro país, Richard P. Donoghue, fiscal para el Distrito Este de Nueva York, anunció la detención de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón. ¿Será consecuencia de lo pactado con el fiscal norteamericano?
Casi al mismo tiempo, Anabel Hernández, publicó el libro El Traidor, donde abiertamente dice que Ismael Zambada, El Mayo, es el jefe real del Cártel de Sinaloa y que todos los anteriores exgobiernos priistas y panistas habían negociado con él y lo habían protegido. El mensaje del libro es claro: El gobierno de López Obrador debe atrapar a El Mayo si quiere distinguirse de todos los anteriores, si no, ella se encargará de recordárselo una y otra vez.
Poco tiempo después, el gobierno de los EU asesinó al enviado de Irán para los asuntos iraquíes, Qasem Soleimani, después de que, en abril de 2019, el presidente Trump calificara como organización terrorista a los integrantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Este hecho, mostró al mundo el avance tecnológico que tienen para asesinar a una persona con toda precisión a larga distancia.
Si juntamos todos los elementos que anotamos como si cada uno estuviera suelto, en el futuro cercano, pudiera darse la siguiente situación: El gobierno estadunidense decidió nombrar a las mafias mexicanas del narcotráfico como terroristas y mata a alguno de sus principales jefes con la misma tecnología, forma y precisión, que lo hizo con el líder iraní. ¿Cuál sería la postura de la mayoría de los mexicanos?
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