¿Qué consecuencias tendrá el debate demócrata en los caucus de mañana en Nevada?
El del miércoles en la noche fue el primer debate de la campaña electoral demócrata en que participaba Michael Bloomberg, y no decepcionó. El debate, digo, porque el exalcalde de Nueva York salió trasquilado. No es casualidad que al menos tres de los cinco candidatos que llevan desde junio de 2019, sí, ocho meses ya, debatiendo una y otra vez entre sí tuvieran el miércoles su mejor noche. El debate de Nevada fue por mucho el más feroz, dinámico y, en definitiva, apasionante de toda esta larga contienda.
Me refiero a Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Joe Biden. Empiezo por el último: el exvicepresidente ha estado muy mal desde que esta carrera arrancó -no por nada ha perdido más de 20 puntos de intención de voto desde junio pasado—, sin embargo, esta vez estuvo bien. Sí, bien. No increíble, pero no naufragó en la mediocridad habitual. Y al lado de Bloomberg, incluso parecía de izquierdas.
Por su parte, Sanders soportó duros ataques de sus contrincantes moderados por ser el líder en las encuestas. Bloomberg llegó a llamarle “comunista”, lo que disparó un “wow, wow, wow” del veterano senador por Vermont. Pero Sanders no solo logró no pasar apuros, sino que ofreció su mejor versión para capear el temporal.
Y, finalmente, Warren. La senadora por Massachusetts se sacudió la zozobra en que había entrado su campaña al son de su caída en las encuestas. Suyo fue el izquierdazo que envió a Bloomberg a la lona cuando le cuestionó por los acuerdos de confidencialidad que el multimillonario ha firmado con mujeres que lo demandaron por acoso laboral o por comentarios sexistas. “¿Cuántos acuerdos son?”, insistía, ante la fingida sordera de la novena persona más rica de mundo.
Por otra parte, sería injusto calificar a Buttigieg y a la senadora por Minnesota Amy Klobuchar de perdedores, pero en un momento en que Biden ha perdido apoyos y Bloomberg los está comprando con su inversión diaria de 7 millones de dólares en publicidad, el duro intercambio de ataques personales entre ambos no les ayuda; especialmente cuando están compitiendo por los mismos electores del sector moderado. De todos modos, un empate a los puntos en el ring beneficia a Buttigieg, que sigue tercero en las encuestas de Nevada.
Eso sí, cuando los demócratas se junten en gimnasios y locales del estado para elegir a sus líderes, Bloomberg no figurará entre los elegibles, porque ha optado por jugárselo todo en el Supermartes del 3 de marzo, así que habrá que ver qué dicen las nuevas encuestas.
Tras su buen papel, Biden puede lograr recuperarse de sus humillantes cuarto y quinto lugar en Iowa y New Hampshire, respectivamente. Lo necesita si quiere mantener viva su campaña. El sábado 29 se celebran las primarias en Carolina del Sur, que serán críticas para él, puesto que en ese estado el 60 por ciento de votantes demócratas son negros, y se supone que entre ese colectivo el exvicepresidente de Barack Obama debe arrasar.
En el ala más izquierdista, Sanders no tiene motivos para estar preocupado, pues las encuestas le dan un sólido liderazgo –dobla a Biden y Buttigieg en los sondeos de Nevada— y salió reforzado del debate. Warren debería mejorar sus resultados tras su buen papel el miércoles, pero ¿qué tanto? Porque parece difícil imaginar que un buen debate por si solo pueda reencauzar su campaña.
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