Is COVID-19 the End of Trump?

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El presidente Donald Trump se ha ido reduciendo de tiempo real según los corresponsales de la Casa Blanca del The New York Times, Peter Baker y Maggie Haberman; “Si bien se presenta a sí mismo como el líder de la nación, Trump se ha convertido esencialmente en un espectador”.

El presidente Donald Trump se ha ido reduciendo de tiempo real según los corresponsales de la Casa Blanca del The New York Times, Peter Baker y Maggie Haberman; “Si bien se presenta a sí mismo como el líder de la nación, Trump se ha convertido esencialmente en un espectador”.

El escritor conservador Peter Wehner en The Atlantic argumenta que la pandemia y sus consecuencias son ya el final de la presidencia de Trump (‘The Trump Presidency is Over’).

Dan Baltz, el agudo analista polítco de The Washington Post, señala que no podía haberle salido peor su primer discurso ante la nación el pasado 11 de marzo, cuando finalmente dio la cara a la pandemia. Los mercados se desmoronaban al escuchar que el mandatario no tenía idea de cómo enfrentar una crisis que se dejó llegar.

Incluso, el amigo y a menudo vocero de Trump, Tucker Carlson, el conductor estelar de Fox News, señaló que no había que descartar la crisis.

Trump, envalentonado por haber sido absuelto del impeachmnet y ya en plena modalidad de campaña electoral, se pasó enero y febrero arremetiendo contra los demócratas y los periodistas “enemigos del pueblo” que exageraban la peligrosidad del coronavirus. No quieren reconocer que el “país está mejor que nunca”.

La Oficina de la Casa Blanca para no variar ha sido un desastre ante la crisis. Primero, Trump nombró a su secretario de Salud para coordinador del esfuerzo. Después al vicepresidente Pence y en los últimos días su yerno, Jared Kusnher, ha tratado de hacerla de bombero y buscar alianzas de última hora con el sector privado.

Pero su suegro echó a perder una interesante iniciativa por bocón. Una empresa de Google estaba desarrollando un sitio web para que todos los estadounidenses supieran en qué lugar cerca de su localidad podrían hacerse la prueba del coronavirus. Inmediatamente la empresa salió a desmentir el mandatario. Era apenas un piloto para la ciudad de San Francisco, California. Más aún, Estados Unidos está muy corto de pruebas pues la administración siempre combatió a quienes señalaban que había que prepararse para lo peor.

Más aún, la Casa Blanca adolecía del instrumento esencial para hacerle frente a la pandemia. Al llegar a la Oficina Oval, Trump eliminó al Consejo de Salud del Consejo de Seguridad Nacional. Un grupo de especialistas en salud de alto nivel que era el puente entre los expertos en salud y los que planean e instrumentan la seguridad nacional.

Irresponsable

El Covid-19 rondó a Trump por irresponsable. El 7 de marzo le dio una cena a Jair Bosonaro, presidente de Brasil. Y resulta que el vocero de este dio positivo ante la prueba. La Casa Blanca renuentemente y con dilación le hizo la prueba al mandatario, quien salió negativo.

Soy pesimista. No estoy seguro que el Covid-19 y el sufrimiento que causará en nuestro vecino país será el fin de la presidencia de Trump. El sistema electoral es tan bizarro y obsoleto que Trump podría perder por muchos millones de sufragios el voto popular y alzarse con la victoria el próximo 3 de noviembre, pues todo indica que va a ganar en los llamados estados columpio, es decir, en los cinco o seis que pueden definirse demócrata o republicano.

Lo que ya aniquiló el Covid-19 es el mito que Trump es un estadista que le ha regresado grandeza al país y que ha creado la mayor prosperidad de la historia.

En la última semana los mercados se derrumbaron y terminaron con toda la riqueza que se había acumulado en los tres años de trumpismo. Ni los conservadores y menos los liberales le perdonarán una quita sustancial de su riqueza, en muchos casos de sus fondos de jubilación. El desempleo que se viene afectará directamente a las bases de Trump, blancos poco educados y en poblaciones rurales.

Pero aún viene lo peor. El sufrimiento de la gente. Los hospitales rebasados. Quienes adolecen de casa muriendo en las calles.

Lo que también ha logrado el Covid-19 es desenmascarar a Trump. Como predijo Peter Wehner en 2016, “es una virulenta combinación de ignororancia, inestabilidad emocional, demagogo, mentiroso y vengativo que representará más que una presidencia fallida; bien podría resultar en una catástrofe nacional.”

La pandemia del Covid-19 es ya la tragedia estadounidense del siglo XXI.

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