America and COVID-19

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Cuando la historia sobre la COVID-19 sea escrita se verá que este virus encontró éxito donde no lo tuvieron otras enfermedades más letales como SARS, MERS y Ébola en parte significativa a la falta de liderazgo internacional para enfrentarlo, mayormente por la abdicación de Estados Unidos de América bajo el mantra de “America First”.

Desde la Segunda Guerra Mundial los presidentes de los Estados Unidos entendieron que la primera línea de defensa de su nación está afuera de sus fronteras, y por ese motivo crearon un clima de cooperación y asistencia a nivel mundial en todas las ramas, incluyendo en el control y monitoreo de pandemias.

En epidemias del pasado Estados Unidos siempre brindó apoyo y mantuvo un acercamiento directo en los epicentros donde estas se desataban; la CDC trabaja de la mano de la OMS en la toma de decisiones para enfrentar los brotes, y Estados Unidos como nación impulsaba la cooperación y ayuda en los aspectos logísticos, de personal y materiales para mitigar los efectos de estas.

COVID-19, lamentablemente, coincidió con la caótica Casa Blanca de Donald Trump. Una administración que con orgullo desestima la cooperación internacional, que abiertamente desconfía de los organismos internacionales y cuyo lema “America First” vuela directamente en oposición a lo que esa nación ha sido durante gran parte de su historia.

Esto significa que Estados Unidos brindó escaso apoyo logístico a China y la Unión Europea cuando el virus se desató en esas latitudes, la CDC, sin cooperar con la OMS, elaboró un kit de pruebas para detectar el virus que resultó ser defectuoso, en los primeros meses de la pandemia el Ejecutivo parecía más interesado en propagar teorías de conspiración y lanzar acusaciones que a mitigar la propagación del virus; y hoy se dedica a bloquear la exportación de suministros para enfrentar al virus a sus vecinos.

Hoy Estados Unidos es el nuevo epicentro de la pandemia, al momento de escribir este artículo en ese país se reportan 588,300 casos y 24,480 fallecidos, el Gran Encierro está empezando a impactar su economía a niveles comparables con la Gran Recesión, y la incapacidad del Ejecutivo en tomar las acciones adecuadas a tiempo significa que la situación allá está muy lejos de encontrar una luz al final del túnel.

El COVID-19 debe su éxito en gran parte al “America First”. El “America First” que cortó la cooperación internacional que era necesaria para contener la epidemia, el “America First” que prefirió ignorar el virus mientras éste no tocara a sus puertas, el “America First” que prefiere apuntar dedos en todas direcciones pero que es incapaz de asumir responsabilidades, el “America First” que aún con el virus encima prefiere seguir jugando a geopolítica nativista con una enfermedad que también circula en sus alrededores.

Aún es difícil estimar el daño reputacional y en el poder suave que el gobierno de Donald Trump ha infligido sobre los Estados Unidos; pero por ahora solo nos queda especular como hubiera sido la situación del COVID-19 si esa nación tuviera un gobierno medianamente competente.

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