Critical Moment for Relations between the United States and China

 

 

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La relación entre las dos mayores potencias globales, Estados Unidos y China, atraviesa un momento sumamente crítico. A raíz de las derivaciones de la pandemia de coronavirus, el vínculo entre ambos países puede llegar a redefinirse drásticamente, con riesgo de afectar seriamente la estabilidad y el orden mundial.

En 2018, Trump reseteó la relación con China y le lanzó una guerra tecno-comercial, sobre la base de una política exterior agresiva y proteccionista. Al cabo de dieciocho meses de confrontación, EEUU logró hacer daño a la economía china, que se ralentizó por primera vez en muchos años. No obstante, lejos estuvo Trump de resolver el abultado déficit comercial con China (principal excusa de su guerra), al tiempo que perjudicó notablemente a empresas y consumidores norteamericanos.

El pasado 15 de enero, China y EEUU finalmente alcanzaron un principio de resolución, al menos sobre la dimensión comercial del conflicto. EEUU se comprometió a eliminar tarifas, a cambio de fuertes incrementos en las compras de productos agropecuarios por parte de China. Esa foto con rostros sonrientes se dio apenas tres días después que China entregase a la OMS el genoma del COVID-19.

Con el rápido avance de la pandemia en los EEUU, Trump hizo lo obvio: politizó la cuestión, colocando a China como chivo expiatorio de su pésimo manejo de la crisis. Trump acuñó la denigrante expresión de “virus chino” y se encargó personalmente de difundir todo tipo de teorías conspirativas sobre el origen del COVID-19, hasta el momento desmentidas por la propia inteligencia norteamericana. China no se quedó callada y contraatacó, con un tono diplomático inusualmente duro para su tradición.

Si bien los demócratas estadounidenses se muestran un poco más moderados, hay amplio consenso con los republicanos en materia del relacionamiento con China. En el marco de un creciente sentimiento anti-China en los EEUU, Joe Biden no se quiso quedar atrás de Trump y también ha embestido contra China en campaña. Este contexto plantea dos graves riesgos: La posibilidad cada vez más cierta de desacople de ambas economías y, en paralelo, el peligro de una confrontación directa en términos militares, con el Mar del Sur de China como escenario más probable.

La realidad es que el desacople es tan poco factible como desastrosas serían sus eventuales consecuencias para ambas partes. China y EEUU constituyen la mayor relación comercial de la historia, con una sólida interdependencia económica. Pero Trump cree en la idea y ya ha dado los primeros pasos en esa línea, imponiendo restricciones a la provisión de insumos tecnológicos críticos por parte de China. A ello se suma el factor militar, donde apenas una chispa puede desatar una catástrofe. Los incidentes marítimos y aéreos sobre lo que China considera “aguas territoriales” y EEUU “aguas internacionales” han ido en aumento desde el inicio de la pandemia. Para colmo, es una zona minada de reclamaciones territoriales de varios países.

Por su parte, el presidente Xi Jinping insiste en la negociación para que el acuerdo comercial con EEUU no se caiga, al tiempo que afronta serios problemas por el impacto de la pandemia en la economía e imagen internacional de China. No es posible la recuperación plena de China sin relaciones estables y previsibles con EEUU. Así las cosas, Xi dio recientemente un discurso donde pidió al pueblo chino “estar preparados para desafíos externos sin precedentes”. ¿Será la pandemia apenas el inicio de algo incluso mucho peor? Es algo que dependerá de Trump y Xi.

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