Miles de personas a lo largo de EEUU se olvidaron de la pandemia y salieron a amuñuñarse (espero que los virólogos estén equivocados con sus predicciones) en protesta por el asesinato de mi tocayo Floyd. A raíz de esto me he topado con un razonamiento que pretende subestimar la naturaleza antiracista de estas manifestaciones alegando que la comunidad de negros en EEUU muestra índices de violencia desproporcionadamente más altos que las demás —cosa que es cierta— y nadie se queja de eso. Ergo, estas manifestaciones son artificiales y equivocadas porque no protestan en contra de la violencia delincuencial de los afroamericanos. Entre muchos, veo dos problemas sustanciales en esta argumentación.
El primero es que se trata de un falso dilema. Puedes protestar en contra de la delincuencia endémica de los afroamericanos y también puedes protestar por la violencia racista. O sólo por una. O por la otra. O si quieres podrías protestar por la violencia policial indistintamente de contra qué raza se aplique, porque hay tombos gringos que también arremeten contra blancos. Pero en este caso las manifestaciones son por el problema específico de las técnicas policiales discriminatorias contra los ciudadanos de color. Si tú quieres ir a protestar por otro motivo, perfecto, anda y hazlo, pero no ningunees a los Black Lives Matter.
El segundo problema es pasar olímpicamente por alto que si una comunidad que representa el 12% de la población comete más del 50% de los homicidios, hay que sospechar que el modelo de sociedad establecido le impide a este grupo humano incorporarse de manera armónica con el resto de sus conciudadanos. Negar que existen prejuicios raciales sería ocioso y utilizar como ejemplo a negros exitosos como Obama es engañoso, porque él es una excepción, no la regla. La otra opción sería creer que los afroamericanos son genéticamente más propensos a cometer crímenes que los ciudadanos de otras razas. ¿Usted qué cree, querido lector?
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