Police Violence and Race: Is There a Turning Point?

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El abuso policial que desembocó en el asesinato del afroamericano George Floyd, en Minneapolis, Estados Unidos, y el ataque violento por parte de la policía que se vivió en un barrio qom de la ciudad de Resistencia, en la provincia argentina de Chaco , despertaron reacciones diferentes y originaron sentimientos dispares. La difusión del primero fue inmediata y global; la del segundo, bastante menor. La gente googleó “Floyd” con muchísima mayor frecuencia que “qom” no sólo en los Estados Unidos y el resto del mundo, sino también en la Argentina. Incluso en Chaco: en esa provincia, aún durante la semana de mayor auge del caso qom, se buscó “Floyd” cinco veces más.

Debido a que existen videos de ambos casos, decidimos analizar cuáles eran las reacciones que se despertaban tras ver uno y otro. Lo primero que llama la atención es que, aún en nuestro país, el video de Floyd tiene más repercusión que el de los qom . El primero generó casi 24 mil comentarios en Youtube contra los 438 que se recogen de los principales videos que muestran el segundo. El siguiente paso, entonces, fue analizar el contenido de esos comentarios. En el caso del asesinato del afroamericano en los Estados Unidos, una de las palabras que surgen más relacionadas con el término “Floyd” es tristeza. Este sentimiento, según modelos lingüísticos, genera empatía y deseo de proteger a la víctima. A medida que pasan los días, aparecen otros sentimientos más agresivos dirigidos hacia la policía, como el desagrado o el odio.

En cambio, analizando los comentarios surgidos de los videos de la violencia policial sobre la comunidad qom, no hay nada que se relacione con la tristeza o la empatía de forma explícita sino que, directamente, aparecen términos referidos a la institucionalidad política, al reclamo de justicia y a la denuncia contra la policía. La única expresión emocional que aparece es “asco”; indicando sentimientos negativos contra el agresor, pero indiferencia respecto de las víctimas.

Ese sentimiento de empatía que surge de las primeras reacciones que tienen las personas que ven el video del asesinato de Floyd origina un pedido de cambio en las reglas de juego y en las políticas públicas para proteger a la comunidad afectada. Algunas consecuencias empezaron a verse con la reforma del sistema policial aprobada en Minneapolis y el nuevo proyecto de reforma policial que presentó el Partido Demócrata en el Congreso. En cambio, cuando existen solamente sentimientos de desagrado y odio hacia la policía, como los que surgen del video de los qom, se desemboca en reclamos como el “que se vayan todos” y la sociedad tiende a excluir al grupo en discusión más que a generar modificaciones reales del statu quo.

Asimismo, otro de los factores que podría hacer que el caso de Floyd en los Estados Unidos sea realmente un punto de inflexión es que generó adhesiones de toda la sociedad. Según datos de opinión pública, una mayoría de los estadounidenses piensa que hay más posibilidades de que la policía protagonice situaciones de abuso contra un negro que contra un blanco. Estas cifras no se habían alcanzado nunca tras ninguno de los casos previos de violencia policial sobre la comunidad afroamericana. Y esto no sólo es efecto de la llamada “respuesta deseada” que lleva a los encuestados a responder lo que se considera políticamente correcto. Hay estudios que demuestran que, a partir de la visibilidad de la problemática racial que promovió el grupo “Black Lives Matter”, disminuyeron los estereotipos raciales entre los blancos también a nivel inconsciente. Ya no son sólo los afroamericanos quienes reclaman sino que, esta vez, los blancos acompañan el rechazo a la violencia policial.

Por último, esto se suma a que Floyd murió asfixiado, ahogado. En el medio de una pandemia producida por una enfermedad respiratoria, no deja de ser un símbolo que sensibiliza aún más: el lema mundial “no puedo respirar”, que se usa como bandera contra el racismo, se convirtió en el emblema de un derecho básico . Y este nuevo abuso policial sobre la comunidad afroamericana llega en un momento en que ese sector de la población de los Estados Unidos está especialmente golpeado por el contexto global. En medio de la pandemia, es la comunidad afroamericana la que más sufre las consecuencias económicas, sobre todo el desempleo, y las de salud, ya que son más afectados por el Covid-19. Es una comunidad que sufre la violencia de las fuerzas de seguridad y el racismo pero, al mismo tiempo, está mucho más extenuada que en circunstancias anteriores.

Se trata, entonces, de dos casos de abuso policial contra una minoría que ocurrieron casi en el mismo momento, ambos tuvieron componentes raciales y fueron registrados en video. Sin embargo, despertaron sentimientos dispares. Y los sentimientos importan porque son justamente los que determinan si la sociedad pasa de la indignación a la acción. Basta con recordar aquella frase que se adjudica al filósofo chino Lao Tse: “El mejor luchador nunca está enojado”.

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